El exceso de colesterol es responsable de muchos infartos de miocardio. El consumo de frutas y verduras disminuye los riesgos de cáncer y enfermedades cardiovasculares.
El menú para bajar el colesterol debe potenciar el consumo de pescado, las legumbres, los cereales integrales, los frutos secos, las verduras y las frutas ricas en fibra. Es muy importante el modo de cocción (de preferencia, hervidos o a la plancha) y que los aliños (mezcla de especias y condimentos) sean siempre con aceite de oliva. Se puede consumir café, té o infusiones.
Hay que disminuir la cantidad de colesterol en la dieta. Los pacientes diagnosticados con una enfermedad cardiaca no tendrían que consumir más de 200 miligramos de colesterol al día pero, aunque no existan problemas cardiacos, se recomienda limitar su consumo a 300 miligramos. Para ello no hay que consumir yema de huevo ni vísceras; hay que priorizar carnes rojas, los productos lácteos descremados y bajos en grasa. Evitar las grasas trans y las saturadas; consumir más frutas, verduras y alimentos ricos en fibra.
Cuando se trata de reducir el colesterol en la sangre y, al mismo tiempo, bajar de peso tienes que realizar una dieta con la siguiente distribución calórica: 55 % de carbohidratos, 15 % de proteínas y 25 % de grasas. Los hidratos de carbono deben ser de preferencia los llamados hidratos complejos (cereales, harinas integrales) y evitar los carbohidratos simples (azúcares, dulces, pasteles, cremas).
En cuanto a las proteínas debes consumir de preferencia carne de pescado de mar o mariscos 3 veces a la semana y carnes blancas (pollo, gallina, conejo, pavo) 2 veces a la semana. La carne de ternera solo se consume 2 veces por semana y debe ser sin grasa. Las grasas deben ser insaturadas, omega 3 u omega 6. Es importante evitar las grasas saturadas que se encuentran en las grasas animales y en los productos que se elaboran con ellas como manteca y crema de leche, entre otros.
Priorizar las grasas insaturadas (grasas buenas). Las monoinsaturadas están en el aceite de oliva extra virgen, otros aceites vegetales o de semillas y los frutos secos como las nueces, las almendras o los aguacates. Entre las poliinsaturadas se encuentra el omega 3 y omega 6, que son ricos en el pescado azul, los frutos secos y algunos aceites vegetales. Se recomienda la fibra sobre todo del tipo soluble, ya que dificulta la absorción de las grasas en el intestino (frutas, verduras, hortalizas y cereales como la avena).
Para bajar el nivel sanguíneo del colesterol y los triglicéridos no es necesario hacer dieta sin colesterol, sino que lo más importante es consumir grasas favorables y evitar el exceso de azúcar oculto en la alimentación. La dieta debe contener ácidos grasos monoinsaturados (aceite de oliva) y ácidos grasos poliinsaturados (aceites de semillas, pescados azules, nueces, germen de trigo). Se deben disminuir las grasas saturadas (carnes rojas, margarinas, bollería industrial, comidas precocinadas y algunos vegetales como la palma).
Se debe potenciar la dieta rica en frutas y verduras que aumentan el HDL (colesterol bueno) y que sea baja en omega 6 y grasas saturadas que pueden aumentar el LDL (colesterol malo). Son importantes también los alimentos ricos en fibra, las verduras frescas, los cereales y las legumbres que contienen muchas vitaminas y minerales con efecto antioxidante, el ajo y la cebolla, el salvado de avena y los alimentos ricos en vitamina E presente en el aceite de oliva, aguacate y brócoli.
El ateroma es provocado por un exceso de colesterol y se desarrolla a lo largo de los años. Puede llegar a obstruir una o varias arterias. Dependiendo de la localización de la arteria obstruida puede aparecer: arteritis en los miembros inferiores, impotencia, accidentes cerebrovasculares o infartos.
Hay que tener en cuenta los factores de riesgo de las placas de ateroma como el tabaquismo, la diabetes, el sedentarismo, la hipertensión arterial, el estrés o el exceso de peso. Ante un aumento de colesterol, la dieta anticolesterol es la mejor medida para bajar la tasa con el fin de disminuir los riesgos cardiovasculares. Para algunas personas la dieta anticolesterol basta, pero para otras también es necesario un tratamiento con medicamentos.
Adoptar una actividad física permite reducir los factores de riesgo cardiovasculares. La dieta puede reducir entre 10 % y 15 % la tasa de colesterol total y entre 15 % y 20% la tasa de colesterol malo. Los riesgos cardiovasculares están asociados al colesterol malo (LDL). El consumo diario de frutas y verduras disminuye los riesgos de cáncer.
Una actividad física practicada regularmente es benéfica para la salud. Hay que empezar con suavidad, hacer calentamientos antes de empezar y terminar con estiramientos. Caminar cada día 30 minutos es suficiente para mejorar la salud: hay que caminar sin interrupción, con un ligero jadeo durante 15 o 20 minutos. Por ejemplo, el uso de un podómetro permite aumentar el número de pasos realizados cada día hasta 2.200 pasos. Así aumenta la actividad física diaria y la tasa de colesterol bueno, mientras disminuye el índice de masa corporal (IMC).
Es importante dejar de fumar, vigilar la tensión arterial, tratar la diabetes, realizar una actividad física, vigilar el peso y hacer dieta en caso de exceso de peso.
Se recomiendan los aceites vegetales (girasol, maíz, colza, oliva, nuez, uva, soja); consumir pescado mínimo 2 o 3 veces por semana privilegiando el atún, la caballa, el salmón y las sardinas; no consumir más de dos huevos a la semana (las claras pueden ser consumidas a voluntad); se pueden comer varias manzanas al día, entre dos y tres frutas al día permiten bajar entre 5 % y 15 % la tasa de colesterol en los pacientes con una tasa elevada; consumir varias veces al día frutas y verduras crudas o cocidas; limitar el consumo de carnes y embutidos (elegir mejor las carnes magras y blancas como conejo, ternera o pollo); y limitar el consumo de alcohol.
La manzana es pobre en calorías (una manzana de 100 gramos contiene 40 o 50 calorías) y rica en fibra. Disminuye la absorción del colesterol y los lípidos en el intestino, se transporta fácilmente y se puede consumir en cualquier sitio. Se debe comer la manzana en compota o con cáscara, ya que esta contiene muchas vitaminas. Permite mantener una buena actividad física gracias a la fructosa y los glúcidos que contiene.
No se debe consumir mantequilla, crema, leche entera y semidesnatada, leche concentrada, carnes grasas (oveja, cordero, ganso, buey, gallina), embutidos, quesos grasos, yemas de los huevos, frituras, patatas fritas, chips, casquería, bollos, repostería, chocolate, galletas y los helados (salvo el sorbete).
En cuanto a los quesos, dos porciones al día representa la cantidad máxima de grasa permitida al día. Pero estas grasas saturadas también se encuentran en los embutidos, la mantequilla, los lácteos y las carnes grasas. Las personas que tienen anomalías en su equilibrio lipídico (aumento del colesterol malo y disminución del bueno, por ejemplo) deben reducir el consumo de queso. Solo se aconseja consumirlo dos veces por semana.
Los problemas de colesterol se detectan en un análisis de sangre. Se recomienda practicarlo sistemáticamente en los hombres a partir de los 45 años y en las mujeres a partir de los 50 años para reducir los riesgos cardiovasculares y cerebrales.
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