Cuando llegan al orgasmo, algunas mujeres expulsan una cantidad importante de líquido. A esto se le denomina eyaculación femenina.
La gran mayoría de las mujeres experimentan de manera más fácil un orgasmo clitoriano. Una minoría experimentan también el orgasmo por la estimulación de la vagina. Aunque para numerosos especialistas la separación del orgasmo clitoriano y vaginal parece cada vez más abstracta y pasada de moda, ya que el orgasmo clitoriano puede ser el estimulador e iniciador del orgasmo vaginal.
El órgano del placer sexual femenino es el clítoris. La gran mayoría de las mujeres es clitoriana y experimentan el orgasmo estimulando su clítoris. Algunas mujeres no tienen nunca un orgasmo, otras lo experimentan tardíamente o muy excepcionalmente.
La vagina, en general, no se convierte en un órgano de placer más que a lo largo de los años. Una escasa proporción de mujeres conoce el orgasmo vaginal si su clítoris es estimulado al mismo tiempo. El orgasmo vaginal puro, que es más bien raro, se desencadena por la estimulación de la vagina.
Las mujeres liberan, en el momento del orgasmo, una cantidad importante de líquido llamado eyaculación femenina. El término de eyaculación se emplea para describir esta situación que proporciona mucho placer a las mujeres. En este caso, en el momento del orgasmo, un líquido sale a chorro por la vagina. Una inundación de las sábanas se puede producir a veces si la cantidad del líquido eyaculado es importante.
La respuesta sexual en la mujer pasa por cuatro fases: excitación, meseta, orgasmo y resolución. La tercera fase, la fase del orgasmo, es lo que se denomina clímax y dura solo unos segundos. Durante esta fase aparecen contracciones musculares involuntarias que se localizan en la vagina, el útero o el recto y que proporcionan mucho placer a la mujer.
El clítoris es un órgano que pertenece al aparato genital femenino. Solo tiene una función conocida y es la de proporcionar placer sexual a la mujer. Su punta (también llamada glande) se asoma por la parte superior de la vulva, aunque el clítoris se extiende por la parte interna de los labios mayores, por el perineo y rodea el tercio inferior de la vagina.
El punto G es un punto que se localiza en el interior de la vagina, en la zona anterior. Para llegar al punto G se debe introducir un dedo y doblarlo hacia el ombligo, aunque únicamente se puede llegar a percibir cuando la mujer está muy excitada y el punto G se pone en erección y adquiere la textura de un bultito.
Esta es una cuestión muy debatida, que ha dado lugar a múltiples teorías y la ciencia todavía no ha encontrado respuestas claras. ¿Hay más de un tipo de orgasmo femenino? ¿Es cierto que existe un orgasmo vaginal y otro clitoriano? ¿Algunas mujeres pueden llegar al orgasmo sin necesidad de que haya un coito o, incluso, sin necesidad de la estimulación directa del clítoris?
Después de muchas discusiones parece que, lo más correcto, es hablar de orgasmo femenino independientemente de cual ha sido la vía de estimulación para conseguirlo. Sin duda, el orgasmo se puede conseguir por diferentes vías en las que intervienen, no solo cuestiones anatómicas, sino también ciertos componentes eróticos, sentimentales y de convivencia. Sin embargo, en muchos casos, las mujeres no se sienten bien o están frustradas cuando no pueden llegar a tener un orgasmo mediante la penetración vaginal.
Practicar el llamado sexo tántrico es una buena alternativa para conseguir orgasmos más largos. La palabra tantra significa "tejer energía" entre dos amantes en sánscrito y sus enseñanzas están destinadas a aumentar el placer. Esta técnica se basa en la respiración; los sonidos que se emiten durante la relación; tocarse sin las manos utilizando otras zonas del cuerpo como los senos o el vientre; utilizar los músculos de la vagina contrayéndolos mientras dura la penetración; la intención es disfrutar; y poner la máxima atención en lo que está pasando cuando el orgasmo esté cerca, es decir, respirar profundamente y mirar a tu pareja a los ojos para enfocar tu atención.
A esta situación se le llama anorgasmia o disfunción orgásmica y es mucho más frecuente de lo que se piensa. Estas mujeres, aunque pueden excitarse y sentir placer, no pueden tener un orgasmo.
Según diferentes estudios se calcula que 66 % de las mujeres tienen alguna dificultad sexual: 33 % falta de deseo; 20 % no tiene placer durante los encuentros sexuales; 15 % sufre de dolor durante la penetración vaginal; entre 18 % y 48 % tiene problemas para excitarse; al 46 % le cuesta alcanzar el clímax; y entre 15 % y 24 % llega al orgasmo.
Ciertos factores pueden ser los responsables, por ejemplo, el estrés, los problemas de pareja, el aburrimiento y la monotonía en las relaciones sexuales, la propia timidez de la mujer para orientar a su pareja sobre los sitios en los que necesita ser estimulada, experiencias sexuales traumáticas previas, haber vivido en una familia muy religiosa o con muchos prejuicios con respecto al sexo, una autoestima baja, problemas con la propia imagen física, el miedo a un embarazo no deseado o a una enfermedad de transmisión sexual (ETS) y la existencia de trastornos ansiosos o depresivos.
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