Los contaminantes atmosféricos irritan las vías respiratorias y aumentan las infecciones en el sistema respiratorio.
El efecto de la contaminación atmosférica sobre el asma o las alergias está demostrado. Las partículas en suspensión emitidas por el tráfico son especialmente peligrosas para la salud humana, ya que se relacionan con la aparición de asma en personas no fumadoras.
La contaminación atmosférica conlleva una reacción inflamatoria de los bronquios y favorece las manifestaciones preexistentes. Por ejemplo, una persona asmática sufre fácilmente una crisis o tiene más molestias en un pico de contaminación. También aumentan las reacciones alérgicas, ya que los contaminantes juegan un papel en la reacción alérgica porque aumentan la respuesta de los bronquios a los efectos de los alérgenos.
El tabaquismo agrava las reacciones de los bronquios y es un factor importante, ya que es la primera causa de enfermedades del aparato respiratorio, como la bronquitis crónica o el asma. Muchos asmáticos sienten más molestias en un lugar donde hay fumadores.
El alquitrán del humo de cigarrillo altera los cilios en las paredes de las vías respiratorias. El tabaco juega un papel importante en el desencadenamiento de una crisis de asma y agrava la frecuencia, el ritmo y la intensidad de las crisis de asma. También aumenta el riesgo de rinitis y conjuntivitis alérgica debido a su función irritante, lo que agrava y desencadena más manifestaciones alérgicas.
En muchas ocasiones, los alérgicos sufren molestias en presencia de fumadores. El tabaco no provoca alergias —excepto en ciertas personas como en los trabajadores de las manufacturas de tabaco—, pero se comporta como un amplificador potente de las reacciones alérgicas. El abandono del tabaco trae una mejora considerable de la función respiratoria. El tabaquismo pasivo de los padres o del entorno tiene repercusiones sobre la salud y los bronquios del niño.
Una persona que padece asma puede notar que el aire está contaminado, por ejemplo, en un día con mucho smog o mucha niebla. Es posible encontrar pronósticos e informes sobre la calidad del aire que utilizan el índice de calidad del aire (Air Quality Index, AQI): una escala simple de colores que indican la pureza o el grado de contaminación del aire. Se pueden planificar las actividades de acuerdo con este índice para reducir los síntomas del asma.
Ciertas sustancias presentes en el aire pueden irritar los pulmones y las vías respiratorias, además de aumentar el riesgo de sufrir una bronquitis aguda. Entre estas partículas en el ambiente cabe destacar el humo del tabaco, el polvo, ciertos gases y vapores contaminantes del aire. También la bronquitis crónica puede ser el resultado de respirar de forma repetida gases que irritan y lesionan las vías respiratorias, aunque el tabaquismo es la principal causa de esta enfermedad.
La concentración de ozono es peor en los días de calor en verano y, especialmente, por las tardes y al iniciar la noche. La contaminación por partículas puede ser perjudicial en cualquier época del año, incluso en invierno. Cuando no hace viento ni brisa, la contaminación puede ser peor porque se acumula la contaminación en el aire. Los niveles de partículas también pueden ser elevados cerca de las carreteras con mucho tránsito, durante las horas pico y alrededor de las fábricas. También cuando hay humo en el aire proveniente de estufas de leña, chimeneas o quema de vegetación.
Diego Valle-Jones, un especialista en tratamiento y visualización de información, ha creado el sitio llamado Hoyo de Smog, un espacio para que los habitantes de la Ciudad de México puedan acceder a información en tiempo real sobre la calidad del aire de esta metrópoli. La página muestra un mapa de fácil acceso donde es posible acercar la imagen por zonas, que se dibujan de colores según la calidad del aire. También se puede ver cómo está el aire a nivel ozono con un rango de fechas del mes en curso, conocer el tipo de contaminantes que más hay en el ambiente, la fuerza del viento en las distintas zonas y la temperatura.
Los contaminantes domésticos que se encuentran en el aire de las viviendas durante varias horas agravan y desencadenan manifestaciones respiratorias.
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