Compartir la cama con tu bebé debería ser una decisión que tomas de acuerdo con tu pareja. Corres el riesgo de dañar la relación si tomas la decisión tú sola o ejerces presión para que tu pareja acceda. Ambos deben considerar juntos las ventajas y los inconvenientes. Piensen en cómo encontrarán tiempo para la intimidad. Escucha a tu pareja cuando plantee sus reservas, en caso de tenerlas. Conversen abiertamente acerca de los sentimientos de cada uno.
Si alguno de los dos tiene dudas, podrían acordar un periodo de prueba de alrededor de dos semanas y volver a conversar cuando finalice ese periodo.
La última palabra sobre cómo se han de criar a los hijos la tienen los padres. Nadie tiene la verdad absoluta sobre modelos de crianza. Así que dormir con el bebé no está ni bien ni mal: es una opción de los padres y, en ocasiones una necesidad del bebé. Hay bebés más independientes, que no reclaman tanto contacto, mientras que otros lo reclaman durante día y noche. En este caso, el colecho puede ser una alternativa para que tanto el bebé como los padres puedan disfrutar de un descanso nocturno merecido.
Durante años los pediatras eran contrarios a esta práctica pero actualmente se sabe que si se realiza de una manera responsable puede fortalecer el vínculo con el bebé, fomentar la lactancia materna y disminuir el estrés en el bebé. Probablemente el colecho favorece el bienestar del bebé, incrementa su desarrollo neuronal y la capacidad de respuesta adecuada ante el estrés.
Esta práctica también tiene sus inconvenientes: menor independencia de los padres y la dependencia del bebé para dormirse sólo con ellos. Por eso, si se quiere recurrir a esta modalidad de crianza se deben seguir unas normas muy concretas que recomienda la Asociación Española de Pediatría. Se desaconseja el colecho cuando:
El pediatra William Sears (partidario de un estilo de crianza basado en el énfasis en el vínculo cercano entre los padres y el niño) cree que los bebés que duermen con sus papás crecen más seguros de sí mismos e independientes debido a la conexión afectiva que reciben al compartir las horas de sueño. Y muchos padres que han compartido la cama con sus niños estarían de acuerdo.
Algunos especialistas en desarrollo infantil tradicionales, por el contrario, han dicho que un niño que duerme con sus papás se hará demasiado dependiente. Sin embargo, a medida que el hábito de compartir el tiempo de dormir con los niños ha ido teniendo mayor difusión en los Estados Unidos en los últimos años, también se ha vuelto más aceptado, y parte del escepticismo se ha desvanecido.