Los resfriados en los bebés son muy frecuentes. Generalmente no son graves y se curan entre 7 y 10 días. Cursan con inflamación de las vías respiratorias superiores, es decir, la nariz y la faringe, y por eso hablamos de nasofaringitis.
La mayoría de las veces es una infección viral cuyo contagio puede limitarse con medidas de higiene. A veces hay que llamar al doctor. El bebé está malhumorado, con fiebre de 38 °C 5 o 39 ºC durante dos o tres días. Se le tapa la nariz o le gotea. Como tiene dificultad para respirar, tose, y come menos.
Lo más importante es destaparle la nariz regularmente con una solución salina utilizando una perilla de goma. Los antipiréticos y los baños pueden ser útiles para reducir la fiebre. Por último, para que la boca del bebé no se seque cuando duerme, conviene utilizar un humidificador en su cuarto. Éste puede ser eléctrico o simplemente se puede colocar un recipiente de agua encima o al lado del radiador de la calefacción.
En teoría los niños pequeños están protegidos por los anticuerpos maternos y deberían escaparse de los resfriados. En la práctica, sí pueden resfriarse y no se sabe por qué: infecciones virales, trastornos vasomotores... La mucosa nasofaríngea empieza a segregar moco y las vías aéreas superiores se obstruyen y se tapan.
El recién nacido sano y amamantado también puede coger resfriados. El problema es que antes de los tres meses el bebé no sabe coger el aire por la boca y para evitar la asfixia cuando tiene la nariz tapada emplea toda su energía tratando de respirar y así se agota. Gritar y llorar le permiten tomar aire.
El bebé se siente mal, tiene fiebre, no respira bien y tose porque tiene la nariz congestionada o tapada. Come muy despacio, se alimenta mal y su peso se estanca. Hay que llamar al médico. Si el uso de solución salina no es suficiente, los médicos utilizarán una solución salina hipertónica. Si a pesar de estos cuidados el bebé continúa con problemas para respirar será necesario acudir a la Unidad de garganta, nariz y oído del hospital para que le apliquen adrenalina.
Hay que desbloquear la parte delantera y trasera de la nariz (desbloqueo nasofaríngeo) con regularidad varias veces al día. La cabeza del bebé se mantiene de lado y se limpia el paso nasal instilando solución salina en cada narina con una perilla de goma para a continuación extraer las secreciones nasales. Esto alivia al bebé y evita complicaciones. Tan pronto como sea posible hay que enseñarle al bebé a sonarse la nariz apretando una narina con un dedo y soplando con la otra. Humedecer el aire de la habitación y ventilar.
Con un bebé sano no hay necesidad de acudir al médico. La fiebre y el aspecto purulento del moco no justifican por sí solos los antibióticos. Frente a esta infección viral, los antibióticos no disminuirán el malestar ni la duración de los síntomas. Que el moco sea verde o amarillo no significa que se trate de pus. Por lo general se trata de secreciones y células epiteliales que se descaman.