La intolerancia a la lactosa es una patología que parece afectar cada año a más personas pero que puede ser a veces sobreestimada debido al efecto de las dietas sin leche o sin gluten. Esta situación puede provocar hábitos nutricionales inadaptados que pueden conducir a sacar totalmente los productos lácteos de la alimentación y provocar un déficit de calcio. En efecto, una intolerancia a la lactosa no significa dejar de consumir leche o productos lácteos si ciertos consejos son bien respetados.
La intolerancia a la lactosa es provocada por un déficit de secreción de lactasa por el intestino. La disminución de esta [https://salud.ccm.net/faq/8357-enzimas-definicion enzima, que permite digerir la lactosa, azúcar principal de la leche, impide la buena digestión de la lactosa presente en la leche. En ese caso, la lactosa se estanca en el intestino, donde favorece la fermentación de las bacterias. Una persona que no posee la suficiente lactasa digiere mal todos los productos que contienen lactosa, desarrollando una intolerancia a la lactosa. La fermentación de la lactosa en el colon es la responsable de las manifestaciones observadas en estas personas.
La intolerancia a la lactosa, que se manifiesta después del consumo de productos lácteos, puede provocar síntomas que no son específicos a esta enfermedad y que también pueden aparecer por ejemplo durante una colitis o durante un síndrome del intestino irritable. Pueden así aparecer dolores abdominales, aerocolia, episodios de diarrea o de estreñimiento acompañados a veces por vómitos.
Episodios de cansancio de cansancio y de adelgazamiento pueden aparecer si el modo de consumo de alimentos lácteos no se modificó. También pueden aparecer cefaleas, dolores articulares y dolores musculares.
Los síntomas pueden aparecer menos de 30 minutos después del consumo del producto lácteo, pero a menudo también se observa la aparición de los síntomas algunas horas después o a veces 24 horas después. La intensidad de los síntomas varía según cada persona, la cantidad de lactosa consumada y el grado de intolerancia. Los síntomas pueden durar algunas horas o prolongarse varios días.
La intolerancia a la lactosa y la alergia a las proteínas de leche de vaca son dos entidades clínicas diferentes. La intolerancia a la lactosa corresponde a una disminución parcial o total de lactasa en el transcurso de la cual el sistema inmunitario no interviene.
Una alergia alimentaria a las proteínas de leche de vaca es debido a una reacción del sistema inmunitario frente a una o varias proteínas de leche de vaca por ejemplo la caseína. Pueden aparecer síntomas benignos como un eczema, pero también una urticaria, un asma y a veces hasta un shock anafiláctico, reacción alérgica más severa. La intolerancia a la lactosa provoca numerosas manifestaciones digestivas inconfortables, pero jamás severas.
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