Un estudio publicado en abril de 2014 en la revista médica The New England Journal of Medicine por investigadores estadounidenses basado en información recopilada durante 5 años, entre 2005 y 2010, en más de un millón seiscientas mil mujeres, puso en evidencia que los riesgos de que aparezca un problema tromboembólico era importante hasta 12 semanas después del parto, con un riesgo máximo hasta la sexta semana.
Una trombosis venosa también llamada flebitis corresponde a la obstrucción de una vena por un coágulo sanguíneo. Distinguimos trombosis venosa superficial que afecta las venas pequeñas y la trombosis venosa profunda que afecta las venas más gruesas.
La inmovilización, el embarazo, el tabaquismo, la edad, la obesidad y la insuficiencia cardíaca representan factores de riesgo de que aparzca una trombosis.
Una trombosis arterial corresponde a la formación de un coágulo en una arteria, una situación que puede provocar la interrupción del flujo sanguíneo arterial, al principio de una isquemia. Según el lugar donde esta obstrucción se sitúa, pueden aparecer un infarto del miocardio, una arteritis de los miembros inferiores o un accidente vascular cerebral.
Los factores de riesgos de un accidente tromboembólico durante el embarazo y en el transcurso de un parto dependen de varios factores. En efecto, durante este período muy particular que representa el embarazo, cada mujer se adapta para hacer frente a las modificaciones circulatorias y metabólicas.
Por otra parte, los antecedentes personales, como por ejemplo los relacionados a una patología tromboembólica, el factor más importante, también intervienen agravando los riesgos de que aparezca un nuevo accidente tromboembólico.
Entre otros factores de riesgos, citemos, una inmovilidad mayor a causa del embarazo y en el transcurso del parto, una compresión de la vena cava por el útero durante el embarazo, el tabaquismo, las mujeres de más de 35 años de edad, antecedentes de cesáreas, la presencia de varices y la obesidad.
1 015 mujeres entre las 1 687 930 presentaron un problema tromboembólico, de origen venoso para la gran mayoría, pero también arterial.
Durante las seis primeras semanas después del parto, el riesgo de accidente tromboembólico fue 22 veces más elevado que durante el año después del parto.
Entre 7 y 12 semanas después del parto, el riesgo bajaba, siendo solo 3 veces superior.
12 semanas después del parto, el riesgo se volvía similar.
La importancia de la prevención de los accidentes tromboembólicos se basa ante todo en la dejar de fumar. La práctica de una actividad física moderada como la caminata es también importante. Una vigilancia clínica y biológica y un ecografía doppler de las venas deben ser contemplados en las pacientes que presentan factores de riesgo.
Por otra parte, el uso de una contención elástica durante el embarazo y después del parto puede ser contemplado. También es importante disminuir al máximo la duración de la inmovilización. Además, durante la lactancia es aconsejado levantarse lo más posible y de contemplar una movilización activa o pasiva elevando los miembros inferiores.
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