La ketamina es una sustancia utilizada en medicina humana como en medicina veterinaria. Esta molécula se presenta en forma de polvo soluble en el agua, que sirve como anestésico. Algunos también lo utilizan como droga. Sus efectos psicotrópicos volvieron su uso raro.
La ketamina es una sustancia utilizada como anestésico y como potente analgésico (contra el dolor). Para aliviar los dolores agudos o crónicos, la ketamina es administrada en dosis inferiores a las utilizadas para realizar una anestesia. También se utiliza esta sustancia en pediatría para realizar pequeñas intervenciones, incluso para aliviar los dolores de cabeza.
En medicina veterinaria, la ketamina sirve para anestesiar a animales como caballos, pero también a animales domésticos pequeños.
Esta sustancia es también empleada mediante inhalación para fines recreativos. De hecho, actúa a nivel del cerebro y provoca alucinaciones.
La ketamina, contrariamente a numerosos anestésicos, no ejerce una acción marcada al nivel de los pulmones y del corazón. Por lo tanto, es posible realizar algunas anestesias con la ketamina sin que sea necesario tomar medidas particulares para controlar la respiración. En ciertas dosis, hasta posee la capacidad de estimular el sistema cardiovascular en lugar de disminuirlo. Además, la ketamina posee propiedades psicotrópicas.
Es posible que pronto, la ketamina sea empleado como antidepresivo (resulta particularmente útil para estabilizar a las personas bipolares. Su plazo de acción es mucho más corto en efecto que los tratamientos actuales. Además, podría ser utilizada con el fin de luchar contra el alcoholismo o la toxicomanía (dependencia a la heroína, particularmente).
La ketamina es susceptible de provocar trastornos psiquiátricos y alteraciones de la conciencia, particularmente una sensación de desdoblamiento, confusión o irrealidad. Es por lo que su utilización es moderada. Por otro lado, la anestesia que proporciona la ketamina no es muy profunda e insuficiente en ciertos casos.
En las dosis utilizadas, puede provocar dolores de cabeza, náuseas y vómitos. En dosis prolongadas, la ketamina puede causar efectos más graves, como infecciones urinarias (de vejiga), y progresivamente provoca una destrucción de los riñones. Utilizada en forma de droga y en altas dosis, puede provocar una pérdida del conocimiento o un coma.