La coagulación sanguínea se desarrolla en varios estadios que permiten la formación de un coágulo sanguíneo. Un anticoagulante es un medicamento que permite demorar una coagulación excesiva, permitiendo fluidificar la sangre e impidiendo la formación de estos coágulos. Este tratamiento necesita una vigilancia.
Los medicamentos anticoagulantes son prescritos en varias situaciones, como por ejemplo durante una flebitis. Los más utilizados son las antivitaminas K, también llamados AVK, que actúan lentamente y pueden ser tomados por largos períodos.
La dosificación sanguínea del INR (International Normalized Ratio) es prescrita a pacientes que tienen un tratamiento anticoagulante mediante antivitamina K. El seguimiento del valor INR permite controlar las dosis de AVK que se prescribe porque dos riesgos deben ser evitados, una hemorragia debido a una sobredosis y la trombosis debido a una dosis insuficiente.
Un paciente bajo anticoagulante, debe ser muy bien instruido para que pueda controlar las variaciones de este índice. El INR es uno de los indicadores de la coagulación sanguínea que permite afinar los resultados de la tasa de protrombina, tasa que permite evaluar el tiempo de coagulación de un plasma sanguíneo citratado en presencia de tromboplastina cálcica. Si el INR es anormal, el tratamiento será reajustado.
El INR debe ser comprendido entre 2 y 3. Un INR superior a 2 indica una baja dosis que puede provocar un riesgo de obstrucción de los vasos. Un INR superior a 3 indica una sobredosis con un riesgo de hemorragia. Es necesario en todos los casos ponerse en contacto con el médico para una modificación de la dosis.
Ciertos alimentos básicos como espinacas, col y brócoli pueden modificar la eficacia de los anticoagulantes clásicos (Previscan, Sintrom, Coumadine, etc.). Pero también hay numerosos medicamentos fitoterapéuticos, así como numerosos complementos alimentarios que contienen extractos vegetales, pero que pueden ser desaconsejados incluso contraindicados en presencia de un tratamiento anticoagulante en curso.
Ya sea por riesgo de hemorragias intempestivas o de hemorragias potencialmente graves. En este caso, el valor del INR puede ser anormalmente elevado. Al contrario, ya sea por inactivación parcial del tratamiento anticoagulante, lo que puede ser fuente de recidivas para una flebitis, una embolia pulmonar, etc. En este caso, el valor del INR puede ser claramente reducido.
En todos los casos, indicar sistemáticamente al médico el consumo de productos a base de plantas, para que pueda prescribir un tratamiento adecuado y tomar precauciones.
Los principales vegetales susceptibles de acentuar un riesgo de hemorragia en asociación con los anticoagulantes son el apio de monte, la achillea millefolium, el ajo, el arándano, la piña, la angelica archangelica, el anís, el árnica, la bardana, el boldo, la manzanilla, la tanacetum parthenium, el arándano, el apio, el roble marino, el cranberry, la cúrcuma y la curcumina, el eleuterococo, alholva, las hojas de vid, el haba tonka, la pasiflora, el sargazo vesiculoso, la jalea real, el jengibre, el ginkgo y el ginkgo biloba, el harpagófito, la hierba de san Bartolomé, la levadura de arroz rojo, el lino, el mango, el castaño de Indias, la yerba mate, el meliloto, la murtilla, la cebolla, la naranja sanguina, el pomelo, la papaya y la papaya fermentada, la pasiflora, las pepitas de uva, el perejil, la pimienta roja, el diente de león, la zaragatona, la uva, la regaliz, la reina de los prados, el sauce blanco, el trébol rojo, la macroalga, la vid de uva, la vitamina B3 y la vitamina E.
Los principales vegetales que pueden provocar una disminución de la actividad de los anticoagulantes son la agrimonia, las algas, la coenzima Q10, la coenzima CoQ10, el ginseng, isoflavonas de soja, la leche de soja, la alfalfa, la melatonina, el árnica de los nervios, el té verde, la verbena officinalis, la vitamina C y la vitamina K.