Los pólipos en la vesícula biliar a menudo no dan síntomas y con frecuencia se encuentran en una ecografía como un hallazgo ecográfico o accidentalmente al realizar una colecistectomía o extirpación de la vesícula. Los pólipos biliares suelen observarse en el 0,5- 13% de las vesículas resecadas y en el 1,5- 4,5% de las vesículas observadas por ecografías. Cuando se detectan en una ecografía la preocupación mayor es discriminar la posibilidad de que estos pólipos sean malignos.
Los pólipos pueden dividirse en benignos (neoplásicos o no neoplásicos) y malignos. La mayor parte de estas lesiones son no neoplásicas. Dentro de este último grupo, los pólipos debido a depósitos de colesterol (colesterolosis) son los más frecuentes, seguido por los adenomiomas y luego los pólipos inflamatorios. Tanto los adenomiomas como los pólipos de colesterol son anormalidades de la mucosa de la vesícula. Las lesiones neoplásicas benignas más comunes son los adenomas y las malignas son los adenocarcinomas. Todavía no se han establecido estrategias óptimas para la evaluación de estas lesiones.
Son lesiones muy frecuentes y se forman a partir de la acumulación de lípidos en las paredes de la vesícula. Son benignos y suelen descubrirse al hacer una ecografía o al extirpar la vesícula. Generalmente no dan síntomas aunque en ocasiones pueden provocar complicaciones parecidas a aquellas producidas por los cálculos biliares.
Son menos frecuentes. Se trata de una anormalidad de la pared de la vesícula que se caracteriza por un sobrecrecimiento de la mucosa, afinamiento de la pared muscular y divertículos intramurales. No son lesiones premalignas.
Son los menos frecuentes de los pólipos benignos. Están formados por depósitos de tejido fibroso y de granulación. Generalmente miden entre 5 a 10 mm.
Son tumores epiteliales benignos. Son muy poco frecuentes con una incidencia estimada menor al 0,5%. Se desconoce la frecuencia con la que progresan a carcinomas.
Generalmente, los pólipos biliares son hallazgos casuales y no provocan síntomas pero generan incertidumbre acerca de su potencial de malignidad. Pueden provocar molestias abdominales como cólicos biliares y dispepsia. Se desconoce el mecanismo por el cual podrían producir síntomas de dispepsia.
Ningún estudio por imágenes puede predecir con certeza si el pólipo es benigno o maligno. Los pólipos biliares, a diferencia de los cálculos en los estudios por ecografías, poseen pedúnculo (no cambian de posición con la movilización del paciente) y no poseen sombra acústica.
El tamaño es el elemento que mejor nos puede indicar mejor la malignidad o no de un pólipo. Los pólipos mayores de 2 cm son frecuentemente malignos, mientras que los menores de 1cm suelen ser pólipos de colesterol. Los pólipos entre 1 y 2cm, deben ser observados de cerca, su potencial de malignidad varía entre 43 y 77% según diferentes estudios.
Generalmente los pólipos de colesterol son múltiples, pequeños, homogéneos, tienen pedúnculo y mayor ecogenicidad que el hígado. Los adenomas también son homogéneos, pero son isoecoicos con respecto al parénquima hepático y no suelen tener pedúnculo.
Los adenocarcinomas son homogéneos, heterogéneos sésiles, generalmente isoecoicos con el parénquima hepático. Los adenomiomas suelen verse en al ecografía como afinamientos focales de la pared de la vesícula mayor a 4mm.