Tratamiento para los pólipos en la vesícula biliar

El único tratamiento definitivo para los pólipos biliares es la extirpación de la vesícula o colecistectomía. Se recomienda esta operación a aquellos pacientes con síntomas o cuando se sospecha que existen riesgos de progresión hacia la malignidad. Se desconoce el seguimiento apropiado de los pacientes que no son sometidos a colecistectomía.

Cómo saber si un pólipo es benigno o maligno

La mayoría de los pólipos biliares son benignos. Sin embargo, es necesario descartar la malignidad de un pólipo porque el cáncer de vesícula avanzado tiene mal pronóstico. No obstante, si se detecta pronto, puede ser extraído y curado. Aunque ningún estudio por imágenes puede decirnos cuándo un pólipo es neoplásico o no neoplásico, la ecografía, (también conocida como ultrasonido), puede darnos información muy útil para diferenciar los distintos orígenes de los pólipos.

Factores de riesgo asociados a los pólipos

En aquellos pacientes que tienen a la vez cálculos y pólipos biliares se recomienda realizar una colecistectomía independientemente del tamaño del pólipo y los síntomas, ya que se ha comprobado que los cálculos biliares son un factor de riesgo para el cáncer de vesícula en pacientes con pólipos biliares.

Los pólipos biliares en los pacientes que padecen colangitis esclerosante primaria suelen ser malignos, por lo que también es recomendable la colecistectomía.

Del mismo modo, se recomienda la colecistectomía en pacientes con pólipos biliares que han tenido episodios de pancreatitis o cólicos biliares ya que bastantes pacientes suelen mejorar después de la cirugía.

Por otra parte, aquellos pacientes con síntomas poco claros de dispepsia y sin síntomas de cólico biliar, deben ser tratados con cuidado, ya que no está demostrado que la colecistectomía mejore los síntomas.

Tratamiento según el tamaño del pólipo

Los pacientes que no encajan en ninguna de estas categorías deben ser tratados según el tamaño del pólipo: los pólipos con un tamaño superior a 18 mm son frecuentemente malignos y deben ser extirpados. Antes se debe practicar un TAC para completar los estudios.

Los pólipos que miden entre 10 mm y 18 mm presentan una tasa de malignidad del 25 % al 77 %. Cuando son malignos, en general se encuentran en estadios tempranos, por lo que podría realizarse una colecistectomía laparoscópica.

Los pólipos que miden entre 5 mm y 10 mm a veces son pólipos de colesterol, adenomas o carcinomas. Si los pólipos son múltiples, pedunculados, hiperecoicos con respecto al hígado, es probable que sean pólipos de colesterol. Si el pólipo es solitario, sésil, isoecoico con respecto al hígado, es probable que sea de origen neoplásico. Sin embargo, el dato más confiable es la estabilidad del pólipo a lo largo del seguimiento. No existe un consenso acerca de la frecuencia con la que debe realizarse el seguimiento de estos pólipos. Algunos estudios sugieren un seguimiento con ecografía a los tres y seis meses, y luego, anualmente. Los pólipos estables pueden ser seguidos anualmente, mientras que aquellos que crecen deben ser resecados.

Los pólipos que tienen un tamaño inferior a 5 mm son benignos en su mayoría y se les llama colesterolosis. Los pacientes que no tienen síntomas no necesitan ningún tratamiento. Sin embargo, un seguimiento mediante ecografía (ultrasonido) cada 6 y 12 meses puede ser apropiado. Si el pólipo permanece estable, no requiere mayor seguimiento.

Foto: © Pixabay.

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Pólipos en la vesícula biliar

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