Es un crecimiento óseo sobre el hueso del talón, que aparece especialmente en la zona inferior delantera del hueso del talón, donde el hueso se une con la fascia plantar. La fascia plantar es una banda larga de tejido conectivo que se extiende desde el talón hasta la base de los dedos del pie. Esta fascia sostiene el arco de la planta del pié y sirve para amortiguar los impactos que se producen durante la actividad física.
Cuando esta fascia se estira excesivamente puede provocar un crecimiento óseo o espolón. El dolor del espolón calcáneo se produce como consecuencia del esfuerzo, la tensión excesiva y la inflamación de la fascia plantar al tirar del hueso. Aparecen depósitos de calcio en la unión de la fascia y el calcáneo. El espolón no es la causa de la fascitis, sino consecuencia de la misma. Lo que provoca el dolor no es el espolón, sino la fascitis (inflamación de la fascia).
Puede estar causado por múltiles causas pero muy a menudo se deben a la irritación de la inserción de un tejido fuerte (la fascia plantar) en el hueso del talón (el calcáneo). Esta inflamación puede hacerse crónica, dolorosa e invalidante. Este síndrome, denominado fascitis plantar, constituye una de las causas más frecuentes de dolor en el pie. Los espolones son probablemente el resultado de tracción o estiramiento excesivos del periostio del calcáneo por la fascia plantar. El pie plano y la contractura del tendón de Aquiles pueden producir espolones calcáneos por el aumento de la tensión en la fascia plantar.
El espolón se puede observar en una radiografía del pie.
El síntoma más característico de la fascitis plantar es el dolor localizado en el área de carga de peso del talón. Es más intenso durante los primeros pasos al levantarse de la cama. Suele disminuir con la actividad y reaparecer de nuevo tras el descanso. A nivel de la piel no suele aparecer ninguna alteración : ni inflamación visible ni enrojecimiento.
El tratamiento de los espolones calcáneos a veces puede ser muy frustrante, tanto para el paciente que lo sufre como para el médico que no consigue hacer que el dolor se alivie.
Rara vez está indicada: los espolones pueden operarse pero es una opción que siempre se trata de aplazar lo máximo que se pueda. Sólo se recurre a ella en el caso de que las demás opciones no hayan surtido efecto y el dolor sea insoportable. Sin embargo, tras 6 a 12 meses de tratamiento conservador, una liberación quirúrgica parcial de la fascia plantar puede estar indicada. El porcentaje de pacientes que quedan libres de dolor después de la operación no es muy alto: pocos pacientes mejoran. La recuperación después de la operación generalmente es lenta, a menudo no produce una curación completa, y tiene algunas complicaciones potenciales.
Cuando los tratamientos a base de medicamentos , rehabilitación (fisioterapia), plantillas (podologia) e incluso las infiltraciones con corticoides no han reducido el dolor y la situación se prolonga durante meses. Si la calidad de vida del paciente se ha reducido drasticamente por culpa de la lesión y el traumatólogo considera que las probabilidades de éxito de la operación son suficientes. Se elimina la protuberancia que se ha formado en el calcáneo con cirugía convencional o mediante endoscopia. La endoscopia es la técnica mas segura porque las incisiones son mas pequeñas y la manipulación mínima, lo que evita en lo posible el contacto con los nervios y tendones que rodean al calcaneo.
Se la conoce también como ondas de choque extracorporeas. Es una técnica no invasiva ( no es necesario realizar incisiones ni se toca ninguna estructura del pie de forma directa). Esta técnica es relativamente reciente para el tratamiento de epicondilitis, fascitis y otras lesiones articulares pero se lleva usando muchos años para tratar los cálculos en el riñón. Esta técnica genera mucha controversia dentro de la medicina porque no hay investigaciones concluyentes sobre su efectividad.