Las lesiones cutáneas de la dermatitis atópica pueden tomar varias formas que van a aparecer o coexistir según los estadios de la enfermedad.
La dermatitis atópica evoluciona bajo la forma de accesos entrecortados de fases de remisión y de calma momentánea.
Un brote de dermatitis atópica empieza muy a menudo con la aparición de colores rojos en la piel, el eritema, acompañados por picores. Aparecen pequeñas sobreelevaciones que dan una sensación de rugosidad a la piel.
Las pequeñas sobreelevaciones evolucionan en vesículas, semejantes a pequeñas burbujas de líquido. Estas burbujas se rompen y liberan un líquido translúcido que provoca una supuración.
Una formación de erupciones cutáneas pruriginosas se forma sobre las vesículas rotas.
Los picores que acompañan las lesiones de la piel pueden ser molestos y perturbar el sueño del bebé.
La sequedad de la piel, llamada xerosis, es permanente durante la dermatitis atópica.