El acné es una dermatosis típica de la pubertad. Afecta al 90 % de los adolescentes, sus manifestaciones difieren considerablemente de una persona a la otra. A continuación explicaremos los diferentes tipos de acné, tratamiento disponibles, y medidas para favorecer su curación.
El acné es una enfermedad de la piel inflamatoria que se manifiesta por la aparición de barros (pápulas o microquistes y espinillas) y granos inflamados (pústulas), generalmente entre los 13 y 17 años en los chicos, y entre los 13 y 15 años en las chicas. Los hombres padecen más frecuentemente que las mujeres, y la zona más afectada del cuerpo es el rostro.
El acné es debido directamente al aumento del nivel de andrógeno en ambos sexos en la pubertad. La producción de esta hormona varonil estimula la actividad de las glándulas sebáceas situadas en la epidermis. Estas últimas secretan sebo (capa lipídica que protege la piel) en exceso, cerrando los poros de la piel. De allí la formación de comedones (acumulación de sebo).
Según los tipos de acné (retencional o inflamatorias), las lesiones cutáneas difieren en aspecto y en severidad.
Los Tratamientos del acné son también adaptados a cada tipo y los medicamentos sólo son vendidos con prescripción de su dermatólogo o médico de cabecera, para una duración de 3 meses como mínimo.
Se manifiesta por la presencia de granos rojos inflamados, principalmente en la cara. Según la severidad de este tipo de acné, varios tipos de combinaciones de tratamientos (orales y locales) son contemplados, especialmente:
Este tipo de acné resistente (ninguna mejora luego de tres meses de tratamiento) asocia granos rojos, granos blancos y espinillas.
En este caso, la isotretinoína, otro derivado de la vitamina A (familia de los retinóides) es indicado. Esta sustancia medicamentosa es también prescrita en los casos de acné severo o "nodular", marcada por granos muy inflamados que contienen pus, y por quistes (cara y otras partes del cuerpo).