El flemón es la inflamación del tejido conjuntivo, que puede aparecer justo debajo de la piel cuando se trata de un flemón superficial, o cerca de un órgano en el caso de un flemón profundo. El tejido conjuntivo es un tejido rico en fibras que sostiene y protege a los otros tejidos y órganos del cuerpo. Entre los casos más frecuentes de flemón superficial podemos mencionar el que concierne a los dedos (flemón que afecta frecuentemente a las vainas de los tendones). En cuanto a los flemones que afectan a un órgano cercano las amígdalas se ven frecuentemente afectadas (flemón periamigdalino). El flemón es de origen casi exclusivamente infeccioso y puede conducir a la destrucción del tejido y a la formación de pus. Contrariamente a un abceso, el flemón no está tabicado, está limitado en su extensión, y tenderá a no quedarse localizado y a extenderse. En ciertos casos puede evolucionar hacia un abceso compartimentándose: hablamos entonces de flemóm circunscrito.
El flemón a nivel del dedo generalmente afecta sólo un solo dedo: éste aparece rojo, caliente y muy doloroso, casi imposible tocar y de desplegar. Si afecta a una parte de los músculos que tienen como función la flexión de los dedos, lo que es a menudo el caso, el dedo queda flexionado. El flemón periamigdalino es más discapacitante: la inflamación de las amígdalas contrae los músculos de la mandíbula, lo que impide abrir la boca completamente y hace difícil la deglución y la ingesta de alimentos. Una fiebre elevada (40ºC) acompaña a estos síntomas.
El diagnóstico médico de un flemón en los dedes se realiza a menudo a través del examen clínico. Aparece la mayoría de las veces en el marco de la evolución de un uñero o como consecuencia de una herida descuidada que se extiende a estructuras próximas. El flemón que afecta a las amígdalas es muy a menudo una complicación de una angina bacteriana estreptococo. Generalmente, aparece en forma de una masa roja que invade una amígdala, y su diagnóstico es muy evocador en el marco de la evolución de una angina después de algunos días.
En ambos casos, el tratamiento quirúrgico es esencial para evitar que la infección se extienda. Para el dedo, procedemos a la ablación de los tejidos muertos y a la limpieza de la vaina afectada. El dedo después a menudo es inmovilizado en flexión con una férula, y se prescribe un tratamiento antibiótico durante varios días. La operación de un flemón que afecta las amígdalas consiste, por su parte, en una incisión y un drenaje quirúrgico de la infección. Se complementa con un tratamiento con antibióticos, mientras que una extirpación de las amígdalas es necesaria en los meses que siguen para evitar toda recidiva.