En 1951, el científico Carl Djerassi consiguió un derivado de la hormona del cuerpo lúteo como método anticonceptivo, la progesterona. Desde antes se sabía que esta hormona tenía un efecto contraceptivo pero, cuando se consumía por vía oral, el cuerpo la desintegraba rápidamente.
Gracias a la investigación de Djerassi, la progesterona derivada fue efectiva una vez que se ingería por vía oral. Por eso, el científico es uno de los padres de la píldora. En las primeras pastillas, la concentración de hormonas era muy superior al de las píldoras en la actualidad. La utilización de la píldora como método anticonceptivo hormonal se autorizó por primera vez en Estados Unidos en 1960.
La píldora es un método contraceptivo hormonal que modifica las tasas de hormonas en las mujeres, lo que impide la liberación de óvulos por parte de los ovarios. La mayor parte de las píldoras contienen dos tipos de hormonas, idénticas a las que son producidas por las mujeres: estrógenos y progesterona, hormonas que participan en el ciclo de la mujer.
Las diferentes marcas contienen diferentes cantidades de estrógenos y progesterona. Las píldoras estroprogesténicas contienen débiles dosis de estrógenos y progesterona, mientras que las progesteínicas únicamente contienen progesterona con débiles dosis de estrógenos.
La píldora es recetada por un médico, excepto en determinadas situaciones, por ejemplo, durante una contracepción de urgencia.
Cuando una mujer que está tomando la píldora contraceptiva presenta un embarazo, en la mayoría de los casos, existe el antecedente de un olvido o una inadecuada utilización del método.
La mayoría de los anticonceptivos orales consisten en ciclos de 21 días de toma diaria de un comprimido, separados por una semana de descanso de 7 días. Las pastillas deben tomarse por vía oral y sin masticar. Se deben comenzar a tomar el primer día que inicia la menstruación: cada día un comprimido y a la misma hora. Es decir, después de 21 días de tratamiento, se descansa durante 7 días y después se empieza un nuevo envase.
Siguiendo este ciclo, el primer comprimido del envase siempre se toma el mismo día de la semana y la última pastilla se toma un mismo día de la semana (el anterior al que comenzamos). Un ejemplo que nos puede servir es el siguiente: si empezamos la primera pastilla un domingo por la noche, el próximo envase también se empezará un domingo por la noche. Así, siempre acabaremos el envase el mismo día de la semana. En este ejemplo, si hemos empezado el tratamiento el domingo por la noche, la última pastilla se tomará siempre un sábado por la noche.
La regla aparecerá durante la semana de descanso. Si no aparece la regla en estos 7 días, no significa que se haya producido un embarazo. En estos casos, se empezará el siguiente envase como si hubiera llegado la regla y se recomienda consultar con el ginecólogo.
También puede ser que, a pesar de que se haya tomado correctamente, aparezca algún sangrado intermenstrual (manchas de sangre o de una pequeña hemorragia mientras se toman los comprimidos). Esta eventualidad, generalmente, es pasajera y suele presentarse en los primeros meses del tratamiento o cuando existen olvidos en las tomas.
Otro tipo de pastillas anticonceptivas son de toma diaria, no requieren descanso y se presentan en envases de 28 comprimidos. Estas pastillas se toman cada día y las últimas 7 píldoras del envase son inactivas. Durante los 7 últimos días deberá aparecer la regla.
La píldora apareció en el mercado europeo en 1961. Desde entonces se han producido muchos avances que hacen de la píldora moderna una de las alternativas más eficaces y seguras entre los métodos anticonceptivos. Es el más eficaz, ya que la proporción de errores es inferior a 0,5 embarazos por cada 100 mujeres que la emplean anualmente. La toma correcta de la píldora es la garantía de esta eficacia.
La píldora progesteínica es uno de los métodos más recomendados a las mujeres que no presentan ningún factor de riesgo en su utilización. Son eficaces en, aproximadamente, el 99 % de los casos, a condición de tomarla regularmente.
La píldora reemplaza el ciclo hormonal natural por un ciclo artificial. Los ovarios dejan de liberar óvulos, lo que hace imposible la ovulación y el embarazo. La mucosa cervical se espesa y hace más difícil el paso de los espermatozoides. La capa de la mucosa uterina se hace más fina, lo que dificulta la fijación del óvulo fecundado en la pared del útero.
Entre las ventajas, se encuentra el alto nivel de fiabilidad, si se utiliza correctamente (99,5 %); permite regular la regla y, generalmente, las pérdidas de sangre durante la menstruación son menos abundantes. Las reglas son menos dolorosas.
En cuanto a las desventajas, no protege contra las enfermedades de transmisión sexual. Un médico debe prescribirla, ya que necesitan receta, salvo cuando se trata de una contracepción de urgencia, como la píldora del día después. Debe tomarse de forma estricta y regular, cada día a la misma hora. Tomarla en un momento clave de la jornada, por ejemplo, a la hora del desayuno o en el momento de lavarse los dientes. No tomar cualquier píldora si la hemos olvidado, como la de una amiga.
Es necesario leer bien y respetar las indicaciones mencionadas en el prospecto, así como verificar bien la fecha de caducidad.
La píldora tiene numerosas contraindicaciones y puede provocar efectos secundarios como náuseas, gases, dolores de cabeza, tensión mamaria, sangrado entre las reglas y disminución de la libido. Así como amenorrea, spotting o manchados intermenstruales y ciclos muy irregulares.
Pueden aparecer efectos secundarios con una marca determinada de píldora. En este caso, es necesario consultar con el médico, quien puede proponer el cambio a otra marca que contenga dosis diferentes o el cambio de método anticonceptivo. Es mejor no dejar de tomar la píldora sin haber consultado antes al médico o antes de considerar otro método anticonceptivo.
La píldora está contraindicada en mujeres con enfermedades cardiovasculares; diabetes acompañada de complicaciones (retinopatía, nefropatía, neuropatía); obesidad; hipertensión arterial severa; dolor de cabeza; migraña acompañada de síntomas neurológicos; cáncer de pecho, endometrio o cuello uterino; sangrado vaginal sin explicación; enfermedades hepáticas; en mujeres fumadoras de más de 35 años o portadoras de dislipemia (metabolismo de lípidos se altera), hipercolesterolemia (error en el cromosoma 19) y en caso de embarazo.
Todas las píldoras estroprogesténicas aumentan el riesgo de accidentes tromboembólicos. La flebitis se debe a la formación de un trombo de sangre en un vaso sanguíneo de las extremidades inferiores, que puede manifestarse con dolores e inflamación de las pantorrillas. Esta enfermedad afecta a los miembros inferiores y puede complicarse con una embolia pulmonar, al desplazarse este coágulo a las arterias del pulmón. Es una complicación grave y representa una verdadera urgencia médica.
Los factores de riesgo de una tromboembolia venosa son una intervención quirúrgica, un embarazo, un parto, una inmovilización prolongada, una predisposición familiar a este tipo de accidentes, una sobrecarga ponderal (grasa corporal) importante y la obesidad.
Se trata esencialmente de la minipíldora con bajas dosis de progesteínicos. La progesterona es la única hormona que contiene esta píldora. Permite un efecto contraceptivo y se utiliza cuando la píldora estroprogesténica está contraindicada, aunque a veces también puede prescribirse en primera intención.
La toma de la micropíldora debe ser muy rigurosa: todos los días a la misma hora. También debe tomarse durante la regla. El retraso de la toma de una micropíldora no debe superar, en la mayor parte de los casos, más de tres horas.
Existen muchas marcas en el mercado: Divina, Nordet, Mercilon, Yasmin, Low-Ogestrel, Cryselle, Levora, Tri-Levlen, Trivora-28, Alesse, Aviane, Levlite, Lutera, Ovral, Neogynon, Microgynon, Postinor 2 y Glanique, entre otras.
Esta pastilla contiene dos tipos de hormonas, la Drospirenona (3 mg) y el Etinilestradiol (0,03 mg). Su acción consiste en detener el proceso de ovulación y, así, evitar el embarazo. Estas pastillas anticonceptivas son muy populares entre las mujeres que buscan un método de planificación familiar que, además, proporcione otras ventajas adicionales. Algunos beneficios como la disminución del acné, la regulación de los ciclos menstruales y la prevención del aumento de peso y de la retención de líquidos, se encuentran asociados a este anticonceptivo.
Como todos los métodos contraceptivos hormonales no protegen de las enfermedades de transmisión sexual. Siempre deben prescribirse por un médico.
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