La gota es una enfermedad a la vez reumatológica, metabólica e inflamatoria. Forma parte de las artropatías microcristalinas, que corresponden a las enfermedades causadas por depósitos de cristales en las articulaciones. Evoluciona a brotes y afecta a una o a varias articulaciones. Comienza en general por declararse a nivel del dedo gordo del pie. La causa de la gota es el alto nivel de ácido úrico en la sangre, responsable de la formación de cristales por lo general alrededor de las articulaciones. Hay dos tipos de gota, primaria (debida a la hiperuricemia) y secundaria (como consecuencia de otra enfermedad como la insuficiencia renal crónica o el uso de ciertos medicamentos). La gota aparece con más frecuencia entre los hombres a partir de los 50 años, buenos comedores y a veces consumidores de alcohol, particularmente de cerveza.
La gota puede aparecer en forma de un episodio único, llamado crisis de gota, y se manifiesta por los síntomas siguientes:
Si el exceso de ácido úrico en sangre continúa, pueden aparecer otros signos crónicos:
El diagnóstico de la gota es fácil de hacer ante los síntomas clínicos. Una tasa de ácido úrico superior a la normal en sangre se pone de relieve en un análisis. También se puede realizar una punción de la articulación afectada para extraer el líquido y buscar la presencia de cristales de ácido úrico.
Hay que distinguir el tratamiento de la crisis de gota del tratamiento de fondo. En caso de crisis de gota debe permanecer en reposo la articulación alcanzada, se debe aplicar hielo localmente y prescribir un antiinflamatorio o colchicina. También deben darse consejos de prevención. En el caso de hiperuricemia crónica se utilizan fármacos para bajar la tasa de ácido úrico como el alopurinol.
Es posible prevenir la aparición de la gota adoptando un estilo de vida particular. Reducir el consumo de alcohol, de carnes y de pescados y los productos lácteos ricos en grasa. También es necesaria la pérdida de peso.