Subida de peso y factores psicológicos

Los factores psicológicos intervienen de alguna forma en el exceso de peso. Por desgracia, este aspecto pocas veces se tiene en cuenta cuando una persona empieza una dieta.

Depresión por no poder bajar de peso

Existen diversos factores a tener en cuenta cuando se habla de depresión y pérdida de peso. Por ejemplo, la serotonina es un neurotransmisor que nos ayuda a estar felices. Al estar presente en los carbohidratos, en caso de depresión, no se puede seguir una dieta pobre en carbohidratos (saludables), que incluyen comidas como el arroz, las pastas, las legumbres y el pan integral.

También el selenio en pequeñas cantidades puede afectar el tratamiento contra la depresión. Se ingiere con el pan, las nueces brasileñas, el atún, las cebollas, los tomates y el brócoli. Asimismo, los antioxidantes y los ácidos grasos que se encuentran en las ensaladas y los vegetales ayudan a proteger las células cerebrales de la depresión.

La depresión y subir de peso a menudo están asociados y se convierten en un círculo vicioso. La persona que se aburre o que se siente sola come con frecuencia. Al engordar se deprime todavía más y vuelve a comer para no afrontar estos sentimientos. También hay que tener en cuenta que muchos antidepresivos provocan aumento de peso.

Dieta emocional para bajar de peso

Muchas personas llegan a la conclusión de que no son capaces de perder peso o mantener su peso deseado. En estos casos, es necesario llegar al fondo del asunto e investigar cuáles son las causas emocionales responsables. El sobrepeso responde a múltiples factores, pero su causa más honda es el mensaje emocional que le envías a tu cuerpo para que este, de alguna forma, se comporte así. Un mensaje emocional, ¿puede provocar el sobrepeso?

Cuando una persona siente inseguridad genera una necesidad de protección. Siente que debe estar a la defensiva, esconderse o protegerse. El cuerpo entiende este mensaje y se adapta, en este caso, al hacer capas de grasa alrededor del cuerpo. También la ira acumulada es una emoción que puede provocar sobrepeso.

Al igual que en los regímenes alimenticios, en la dieta emocional hay que eliminar primero aquello que no sirve. Se llama depuración emocional para liberarse de los pensamientos tóxicos que provocan que uno se mantenga en una postura insegura o de víctima. Hay que priorizar los pensamientos que te inspiren seguridad y confianza en ti mismo. Al combinar una dieta alimenticia correcta con ejercicio y esta dieta emocional, la grasa extra empieza a desaparecer y, sobre todo, ya no se vuelve a recuperar.

Enfermedades que causan aumento de peso

El hipotiroidismo, el síndrome de Cushing, el síndrome de los ovarios poliquísticos, la insuficiencia hepática, algunos tratamientos para la diabetes, ciertos medicamentos (como los antidepresivos o la cortisona), la edad, el estrés, la depresión, la falta de sueño y la retención de líquidos pueden ser responsables del sobrepeso.

Cuál es la mejor manera de empezar una dieta

Es importante estar en un buen momento psicológico. Los periodos de tensión no son los mejores para empezar una dieta. También es necesario estar en una buena condición física y no estar cansado por una sobrecarga de trabajo. Es bueno encontrar otras fuentes de placer para compensar la frustración causada por el régimen (por ejemplo, hacer deporte o comprometerse con una asociación) y tener confianza en uno mismo.

Causas psicológicas de la obesidad

A menudo los adeptos a las dietas no se dan cuenta que están dispuestos a hacer de todo e intentar regímenes aberrantes con tal de perder kilos. Cuando se empieza un régimen, es indispensable tener en cuenta nuestras debilidades con el fin de llegar a nuestro objetivo, perder los kilos deseados y no retomarlos después.

Las razones psicológicas siempre están presentes cuando se investiga la historia de una subida de peso, tanto en su origen como en sus consecuencias. Entre las principales causas psicológicas se encuentra una imagen corporal distorsionada, la falta de control en la alimentación, la falta de satisfacción sexual, el miedo a tener relaciones sexuales, la ansiedad, la depresión y el aumento de peso como respuesta a la pérdida de un ser querido. La obesidad también puede ser una forma de evitar situaciones deseables (por ejemplo, no tengo pareja porque estoy gorda; no consigo el trabajo que quiero por mi sobrepeso) o, incluso, como forma de castigo.

Factores emocionales de la obesidad

Estrés, angustia o depresión pueden aumentar el apetito y provocar un aumento de peso. Numerosas personas estresadas comen de forma permanente, ya que les produce placer y los tranquiliza. Comer calma la angustia. Algunas investigaciones han puesto de manifiesto que el estrés es un factor importante en la obesidad. En caso de tensión excesiva, el hipotálamo (zona del cerebro) fabrica una sustancia que aumenta la masa grasa. Llevar una alimentación equilibrada es, por supuesto, fundamental para perder peso, pero llevar una vida menos estresada, aprender a distenderse y hacer deporte son primordiales para que el régimen se desarrolle lo mejor posible.

¿La tristeza hace bajar de peso?

No comprender las razones del incremento de peso puede hacer peligrar la buena marcha del régimen. Si los problemas psicológicos no se solucionan al momento de parar la dieta, el deseo de volver a comer reaparece inmediatamente y, por supuesto, se recuperarán los kilos perdidos. Ciertas situaciones que empujan a comer en exceso son los momentos de cólera, las frustraciones, la insatisfacción, ciertas inhibiciones, no estar contento con uno mismo, la culpa y los fracasos (vacío profesional o problemas en la vida privada).

Causas y consecuencias de la obesidad infantil

La forma en que nos alimentamos durante nuestra infancia puede, a veces, influir en nuestra relación con la comida. Un niño a quien su madre alimentó en exceso pensando que sería feliz comiendo mucho, puede tener en la edad adulta una relación compulsiva con la comida y comer grandes cantidades para obtener placer. Si esta persona no descifra este mecanismo con un profesional, tendrá dificultades para cambiar sus malos hábitos, no tolerará la frustración que le produce comer menos y las dietas le serán ineficaces. Consultar con un psicólogo puede plantearse en algunos casos, cuando una persona desea perder peso.

Consecuencias psicológicas de la obesidad

En algunas personas, ganar kilos puede implicar un tensión importante, una depresión más o menos severa y una aversión hacia sí mismas. Estas situaciones corren el riesgo de empeorar con el aumento de peso. Las personas con sobrepeso no están satisfechas con la imagen que muestran y no se consideran agradables o deseables. Se sienten culpables al mostrarse en público y no se atreven a ponerse, por ejemplo, un traje de baño por miedo a enfrentar la mirada de los otros. Estas situaciones son frecuentes, sobre todo, en las personas con un fuerte exceso de peso, pero desgraciadamente cada vez más se presenta entre las que solo tienen algunos kilos de más. La dictadura de los medios de comunicación que muestran modelos extremadamente delgadas también juega un papel importante.

No tener en cuenta cierta fragilidad psicológica puede representar un peligro e incluso empeorar un estado psicológico debilitado con anterioridad. El régimen, en estos casos, puede no ser eficaz, ya que empeoraría la vulnerabilidad psicológica.

¿Consultar un psicólogo antes de comenzar una dieta?

A veces es necesario aceptar la ayuda de un especialista (psicólogo, psiquiatra, psicoanalista) con el fin de descifrar las razones psicológicas en el origen del aumento de peso. Las consultas permiten incrementar las posibilidades de éxito de una dieta. Actualmente, esta consulta forma parte de las valoraciones que se realizan a personas con obesidad al iniciar dietas.

Una psicoterapia ayuda a controlar mejor los impulsos y los deseos de comer de forma compulsiva. Se aconsejan distintos hábitos para cambiar las costumbres alimentarias y se destinan, sobre todo, a las personas con un fuerte exceso de peso. Pero las personas que tienen 6, 8 o 10 kilos por perder, ¿no podrían beneficiarse también de estas ayudas? Es necesario sentirse preparado para empezar una dieta y nunca se debe comenzar en un periodo de ansiedad. No hay que dudar en pedir ayuda al médico o a un psicólogo.

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