Según un estudio publicado por científicos del Instituto Kinsey de Sexología en Rosario (Argentina), la edad es un factor importante que determina la frecuencia de las relaciones sexuales.
Parece que el matrimonio es un factor clave en la frecuencia de las relaciones sexuales. Según los datos, el 34 % de las parejas casadas tienen sexo de dos a tres veces por semana, lo que marcaría la frecuencia de relaciones en el matrimonio. Además, las personas casadas o comprometidas que tienen sexo de forma regular suelen ser más felices, aunque no es necesario una frecuencia excesiva. De hecho, el beneficio psicológico del sexo fue el mismo en los matrimonios que tenían relaciones cuatro o más veces en la semana que en los que solo tenían una vez.
Aunque no existe un valor normal, se puede hacer un promedio de la frecuencia del coito por edades. Las personas entre 19 y 29 años tienen unos 112 encuentros sexuales al año (dos veces por semana). Las personas entre 29 y 39 años tienen sexo una media de 86 veces al año (1,6 veces por semana). Las personas entre 39 y 49 años mantienen relaciones un promedio de 69 veces al año.
Hoy en día la mayoría de los jóvenes encuentran natural tener sexo antes del matrimonio, ya que consideran que es una manera de conocer mejor a su pareja. La frecuencia en las relaciones sexuales en una pareja que se inicia o que está en una fase intensa es dos o tres veces superior a la que tiene cuando se estabiliza. Sin embargo, las parejas en el matrimonio tienen más sexo que las parejas de novios.
Según este investigador cuantas más relaciones sexuales tengamos, mayor será la cantidad de sexo que nos pida nuestro cuerpo y, viceversa, mientras menor sea la frecuencia, menor será el deseo sexual (Smith, 2006). Fisher, investigador canadiense, describió que si una persona mantiene, por ejemplo, dos coitos por semana, cuando disminuye a uno o menos, inmediatamente siente un aumento en el deseo sexual. Pero si esta persona, por la razón que sea, no reinicia las relaciones sexuales durante un largo periodo de tiempo, el deseo disminuye y puede llegar, incluso, a desaparecer.
Lo contrario también es cierto. Cuando una persona tiene una frecuencia dada y por diversas circunstancias aumenta el número de relaciones inmediatamente siente una saciedad sexual. Sin embargo, si continúa con esa frecuencia, el cuerpo no solo se adapta sino que hasta siente más deseo sexual. En definitiva, nuestro organismo tiende a condicionarse a la cantidad de actividad sexual a la que lo habituemos.
Cuando una pareja ha sufrido un distanciamiento relativamente prolongado, la libido tiende a disminuir y es posible que, aunque sean superadas las condiciones que provocaron la distancia, el deseo no vuelva, como si el sexo hubiese dejado de existir.
La OMS define la sexualidad como un elemento que forma parte de nuestra salud. Vivir una sexualidad en armonía nos permite ser felices y sentirnos bien con nosotros mismos. La sexualidad no es únicamente una cuestión de disfrute y placer, también da confianza en uno mismo. El respeto del deseo del otro y de los límites que no hay que sobrepasar hace que la sexualidad sea más armónica dentro de una pareja.
Aunque cada vez más mujeres y hombres deseen mejorar su vida sexual, esto no quita que los problemas de sexualidad sean aún un tema tabú. Hablar de la vida sexual con sus deseos, fantasías sexuales, problemas y defectos representa todavía para muchos una falta de pudor difícil de superar.
Abordar numerosos aspectos de la sexualidad, como el disfrute, los defectos, los juguetes sexuales o la masturbación, por ejemplo, ayuda a conocerse mejor, quererse más y sentirse bien física y mentalmente.
El Ministerio de Sanidad ha presentado la Encuesta Nacional de Salud Sexual 2009, un informe en el que se analiza el comportamiento sexual de los españoles.
El 35 % de la población mantiene relaciones sexuales cada dos o tres días. Tanto mujeres como hombres refieren una frecuencia del 31 % una vez a la semana.
En general, los hombres inician sus relaciones sexuales antes que las mujeres. La edad media de inicio para los hombres es de 17 o 18 años. La segunda respuesta más frecuente es 15 y 16 años. Las mujeres también inician a los 17 o 18 años, pero hay un cambio en la segunda respuesta: de 21 a 25 años con un 20,8 % de los casos.
Las prácticas sexuales en la iniciación son bastante similares para ambos e incluyen sobre todo besos y caricias (casi 90 %), sexo vaginal para casi la mitad de las mujeres (48 %) y los hombres (46,6 %), seguido de masturbación mutua y sexo oral.
En cuanto a la persona con la que iniciaron sus relaciones sexuales, los hombres se dividen entre una pareja estable y una pareja ocasional, mientras que las mujeres afirman haberlo hecho con la pareja estable en un 85,6 % de los casos. El 5,3 % de los hombres refieren haber iniciado sus relaciones sexuales pagando a otra persona.
Los besos, las caricias y el sexo vaginal son las prácticas que más se realizan. Existe una mayor diversidad de prácticas sexuales en las recientes experiencias frente a las primeras. Aumenta la masturbación mutua y el sexo oral, más en los hombres que en las mujeres. El 22 % de las mujeres y el 12 % de los hombres no han tenido relaciones sexuales en los últimos doce meses.
En general, hasta los 44 años los dos motivos principales que refieren las mujeres son no haber encontrado a la pareja ideal o a un compañero/a sexual que les gustase. La falta de deseo sexual aparece como un motivo a partir del intervalo de 25 a 34 años (2,2 %). En global, si se compara con el resto de motivos es minoritario y solo va en aumento unido a la edad. Para el rango de mayor edad (65 y más) sobre todo es la viudez con un 50,3 % frente a la falta de deseo que es de 9,3 %.
Cerca del 40 % de los casos, tanto hombres como mujeres, no utilizaron ningún tipo de protección y un 25 % de ambos refieren no haber utilizado ningún método por no ser necesario.
El preservativo masculino sigue siendo el método de barrera más utilizado. El 8,1 % de la población utiliza la marcha atrás para prevenir embarazos. Sobre la píldora de urgencia, tan sólo el 0,5 % de la población la usó en su primera relación sexual. Este uso se concentra en la población juvenil, de 16 a 34 años.
Un 75,6 % de los hombres mantiene relaciones sexuales con una sola persona, el 25 % restante ha tenido varias parejas sexuales. El 89,4 % de las mujeres refiere una única pareja sexual y el 10,6 % restante en dos parejas sexuales.
Aproximadamente, un tercio de la población está muy satisfecha con la vida sexual que ha tenido. El 54 % de los hombres y el 52,2 % de las mujeres refieren encontrarse bastante satisfechos.
El 84 % de los hombres sintieron placer después de su primera relación sexual. También el 42,7 % de las mujeres, aunque el 33,3 % de ellas sintieron dolor, en comparación con el 2,9 % de los hombres.
El 5,2 % de las mujeres encuestadas declaran haber sufrido abusos sexuales y/o violaciones, al igual que el 1,7 % de los hombres. En cuanto a la relación con la persona que abusó o violó, en el caso de los hombres un 46,8 % sufrieron los abusos por parte de un conocido y 22,8 % por un desconocido. De entre las mujeres, 25 % han sido abusadas por familiares y 27,0 % por conocidos. Sobre la violencia de pareja que existe en el país, 20,7 % de ellas han sido abusadas por sus parejas estables.
De las personas que han buscado ayuda, lo han hecho a profesionales. Los hombres acuden a la medicina de familia (42 %), la urología (27 %) y la psicología (21 %). Las mujeres acuden a la ginecología (42 %), la psicología (31%) y la medicina de familia (30 %).
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