Cuando la transpiración excesiva interfiere en la vida social o laboral del paciente puede provocar problemas de autoestima, ya que evita el contacto con las demás personas, limita sus movimientos y debe cambiarse de ropa varias veces al día.
Evitar exponerse al calor excesivo y las situaciones de estrés o nerviosismo. También se recomienda no consumir comidas picantes, ajo ni cebolla porque pueden empeorar el olor del sudor.
De preferencia, usar ropa amplia y de algodón, utilizar varias capas de ropa que te puedas poner o sacar según las circunstancias, priorizar la ropa de colores oscuros o el color blanco, utilizar protectores absorbentes de sudor para colocarlos en las axilas y aplicar talco de bebé.
El problema de la transpiración excesiva del rostro puede representar un problema social o incluso laboral para quién lo padece. Hay que mantener la piel de la cara bien limpia y libre de oleosidad. Asearla diariamente. Por la noche lavarla con un jabón neutro y después secarla suavemente con una toalla exclusiva para la cara. Una vez por semana se puede hacer una exfoliación con dos cucharaditas de bicarbonato de sodio y agua hasta formar una pasta. Disminuir el consumo de azúcar en la dieta, aumentar el consumo de salvia y leche de magnesia, además de reducir el estrés pueden ayudar.
Entre otros, se puede proponer la salvia que, al ser rica en magnesio y vitamina B, ayuda a que las glándulas sudoríparas dejen de funcionar de forma excesiva. Se puede consumir en forma de infusión hirviendo un litro de agua con cinco cucharadas de salvia seca durante 15 minutos. Tomar entre una y dos tazas al día en ayunas.
También se pueden preparar desodorantes naturales con vinagre de manzana, romero y tomillo. En una taza de agua se mezcla una cucharada de tomillo y una de romero, se hierve durante 15 minutos, se deja enfriar, se cuela y se le añade media taza de vinagre. Se aplica después con una gasa limpia en las zonas donde hay más sudoración, como las axilas o los pies.
La passiflorina puede ayudar en situaciones de ansiedad y nerviosismo. También se pueden utilizar la esencia de ciprés o el suero de leche.
Entre los tratamientos que se pueden proponer para la hiperhidrosis están los antitranspirantes como el Drysol (20 % de cloruro de aluminio), la iontoforesis (se bloquean las glándulas sudoríparas mediante una corriente eléctrica débil que se aplica a la piel) y la cirugía, que se reserva para determinados casos.
La sudoración excesiva del cuero cabelludo puede tener varias causas: una reacción al calor, una situación de estrés, el ejercicio físico, ciertos medicamentos y algunas causas genéticas.
Pueden proponerse tratamientos de uso tópico sobre la piel como algunas soluciones antitranspirantes con cloruro de aluminio o cloruro de aluminio hexahidratado, pero hay que tener en cuenta que pueden provocar irritaciones en la piel o el cuero cabelludo. Las inyecciones de Botox (onabotulinumtoxinA) suelen ser útiles, pero pueden provocar la hinchazón de una parte del rostro. También pueden servir ciertos medicamentos anticolinérgicos, pero hay que tener en cuenta sus efectos secundarios como la sequedad de boca, la visión borrosa o el estreñimiento.
Se recomienda una buena higiene corporal, lavarse todos los días, tomar un baño o una ducha diario. Esto disminuye la cantidad de bacterias que se forman en la piel y que son responsables del mal olor que desprende el sudor. También secarse bien después de la ducha con el fin de evitar la proliferación de bacterias y hongos, que tienen tendencia a multiplicarse en la piel húmeda.
Beber mucha agua para compensar las pérdidas de agua provocadas por el sudor y evitar la aparición de deshidratación.
Hay que cambiarse todos los días de zapatos, sobre todo si la transpiración es importante a nivel de los pies. Cambiar de calcetines como mínimo una vez al día: se aconseja tener dos pares de calcetines (uno de ellos con nosotros) para cambiarlos si es necesario. Ventilar frecuentemente los pies y caminar con los pies descalzos mientras esté en casa o siempre que pueda.
Se recomienda elegir ropa de tejidos naturales (algodón, lana, seda) que permiten a la piel respirar, llevar ropa ancha y adaptada a la temperatura exterior (no llevar ropa demasiado abrigada), tener al alcance ropa de cambio y llevar ropa de colores claros, que hacen menos visibles los signos de transpiración.
Algunos alimentos producen un mal olor cuando uno suda. Por ejemplo, el ajo, la cebolla y las especias provocan que el sudor tenga un olor muy fuerte. Ciertas bebidas como el té, el alcohol o el café potencian el sudor.
El estrés es un factor desencadenante o agravante de la transpiración: hay que aprender a relajarse, tranquilizarse y practicar ejercicios de yoga, por ejemplo, pueden permitir disminuir los efectos de la transpiración.
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