La lactancia materna o los biberones de leche se recomiendan hasta el sexto mes, aproximadamente. La diversificación alimentaria se aconseja a partir del mes 6 y, en ciertas ocasiones, un poco antes (a partir del cuarto mes).
La introducción de alimentos distintos a la leche se aconseja hacia los 6 meses de edad. Se deben espaciar los intervalos de las comidas: pasar de las seis comidas al día a cinco, después a cuatro, aumentando paralelamente las cantidades en cada comida. No hay que darles alimentos sólidos antes del mes 6, excepto casos particulares.
Es importante no hacer muchos cambios a la vez, ya que el bebé podría no tolerarlos bien. Se recomienda un cambio cada vez, por ejemplo, no darle patatas con cuchara si nunca ha utilizado una cuchara y nunca ha comido patata. Hay que introducir poco a poco los nuevos sabores y las nuevas consistencias (sólidas o líquidas), con biberón o con cuchara.
La diversificación debe ser progresiva: introducir un nuevo alimento cada semana aproximadamente, comenzar por pequeñas cantidades y después aumentar de forma gradual. Nada de frutas exóticas ni fresas. Se puede dar, por ejemplo, carne con verduras. No dar un nuevo alimento por la noche.
El bebé debe consumir un mínimo de 500 ml de leche cada día (de pecho o biberón). Hay que suprimir poco a poco parte de una toma de pecho o biberón, después la toma de pecho o el biberón entero y, más tarde, esperar un poco para suprimir otra comida de la misma forma.
Introducir la leche de 2ª edad a partir del momento en que el bebé realice una comida diversificada por día. En el mes 8 el bebé debe tomar cuatro comidas al día en forma de dos comidas distintas, tomas de pecho o dos biberones.
El agua mineral poco mineralizada y pobre en nitratos debe ser la bebida más importante. Los jugos (zumos) de frutas no son indispensables y las bebidas con gas están desaconsejadas. El bebé debe consumir de 100 ml a 150 ml de agua por kilo al día y aumentar la cantidad en caso de diarrea, fiebre o vómitos.
Según una encuesta realizada en 2005 más del 50 % de los niños de 13 a 18 meses de edad comen como adultos de forma regular: las papas fritas se consumen con frecuencia, las bebidas gaseosas se dan desde el mes 13, mientras que el kétchup y la mayonesa en el mes 10.
Al principio, es mejor que las frutas se den trituradas y cocidas. Pueden ser consumidas chafadas (aplastadas) y crudas a partir del mes 10 u 11. También pueden ingerirse como compota. Hay que elegir frutas maduras, cocidas o crudas, y trituradas. No añadir azúcar. Los potitos representan una buena alternativa. Las mejores frutas son el melocotón, los plátanos y las peras. Se suelen introducir a la hora de la merienda, como complemento al biberón o pecho.
En cuanto a las féculas, se recomienda evitar las harinas infantiles. Hay que recurrir a las féculas, si el bebé no come suficiente, pero siempre en pequeñas cantidades. Entre el mes 4 y 6, las harinas deben ser sin gluten. Las patatas pueden consumirse cocidas o al vapor, mezcladas con sopas y verduras. Las patatas, la sémola de trigo, el pan y las galletas no se recomiendan antes de los 7 meses cumplidos; posteriormente, se aconsejan en pequeñas cantidades.
Las verduras que se pueden dar al bebé son judías verdes, espinacas, puerros, zanahorias y calabacines (sin pepitas ni piel). Pueden cocinarse en agua o al vapor y triturarse, pero sin añadir sal. Se recomienda utilizar una tetina de 2ª edad con un orificio más grande o pueden consumirse como sopa o papilla en el biberón. Después se puede introducir la cuchara. Hacia el año de vida se pueden dar pequeños trozos.
Los potitos pueden ser una buena alternativa. Están sometidos a normas muy estrictas y su calidad nutricional es buena. Como referencia, 100 gramos de un pote pequeño de verduras o carne equivale a 15 gramos de carne.
En cuanto a la carne, el pescado y los huevos duros, es mejor dar uno de estos alimentos al día y aumentar progresivamente las cantidades. Hacia los meses 6 y 8, dos cucharaditas de carne equivale a 2 cucharaditas de pescado y a un cuarto de huevo duro. La carne se debe dar mezclada con las verduras. Hay que evitar la charcutería (excepto el jamón dulce) y los pescados empanados. El huevo se puede introducir hacia el mes 8 o 9 con el acuerdo del médico, comenzando por la yema en pequeñas cantidades e ir aumentando de forma progresiva. La clara del huevo puede introducirse si la yema la ha tolerado bien.
El primer puré puede ser de patatas o zanahorias. El pan, el arroz y la sémola se introducen hacia el mes 8. Evitar las golosinas, la miel, el chocolate y el azúcar. No añadir sal a los potitos y limitar la cantidad de sal en las otras comidas. Es importante priorizar siempre las comidas caseras o hechas en casa.
Los alimentos sólidos son todos aquellos alimentos que no son líquidos como frutas, verduras, carnes, panes y similares.
En los primeros meses de vida, el mejor alimento que puede recibir un bebé es la leche materna. Se recomienda que la lactancia se realice en exclusiva hasta los 6 meses de edad. A partir de entonces —el bebé que haya sido alimentado con leche materna o biberón—, llega el momento de empezar la alimentación complementaria. Se recomienda mantener el pecho para asegurar el mínimo diario siempre que la madre quiera y pueda alargar la lactancia hasta el año o dos, tal y como recomienda la OMS. Los cereales pueden introducirse a los 4 meses, siempre y cuando se den sin gluten.
Entre los 6 y los 8 meses de vida, se debe seguir con la lactancia o el biberón (con la leche de continuación). Se empiezan a introducir verduras como apio, calabacín, patata, judías, brócoli, guisantes o zanahoria. En cuanto a las carnes, se aconseja iniciar con pollo o pavo y después introducir cordero o ternera. Solo se debe dar pescado blanco y, en cuanto a las frutas, se pueden introducir papillas de frutas maduras.
Entre los 9 y los 10 meses, seguir con la lactancia o el biberón con la leche de continuación. Se pueden dar galletas e introducir otras verduras como coliflor, tomate, nabo y cebolla. Se puede dar al bebé trocitos de carne o pescado, así como frutas para que empiece a masticar. A esta edad se introducen los yogures con lactobacillus o bifidus (probiótico). A partir de los 9 meses, se puede introducir la yema del huevo.
Entre los 11 y los 12 meses, además de la lactancia y el biberón, se pueden dar papillas de cereales y purés menos triturados. No dar pescado azul hasta el año. El bebé puede consumir queso tierno, el huevo entero (si aceptó la yema) y empezar con las legumbres sin piel. Debe tomar fruta a diario.
Es importante saber que una de las causas de la obesidad infantil —frecuente entre los niños latinos— es interrumpir la lactancia pronto e introducir alimentos sólidos antes de los 6 meses. Por eso, antes de introducirlos en la dieta, debes comentarlo con el pediatra. En caso de que el pediatra dé permiso, además de la leche materna o de fórmula, puedes dar a tu bebé alimentos en forma de puré o papilla como camotes (batata o boniato), calabaza, manzana, plátanos, durazno (melocotón) y pera. Otra alternativa es darle cereales semilíquidos fortificados con hierro.
Al tener en cuenta lo comentado en el apartado anterior, para comenzar puedes darle una cucharadita de papilla o cereal (mezcla de 4 a 5 cucharaditas de leche materna o de fórmula con el cereal). Es importante que la consistencia sea muy líquida.
Incrementa y empieza a darle una cucharada grande de papilla o cereal mezclada con leche materna o de fórmula dos veces al día. Si le das cereal, puedes espesar su consistencia gradualmente (lo puedes lograr si añades menos líquido), pero procura que sea fácil de tragar.
La diversificación alimentaria se recomienda a partir del 6º mes, según las recomendaciones del médico pediatra.
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