Que las encías sangren con facilidad, de manera espontánea o al pasar el cepillo de dientes, es un síntoma que denota que estas encías no están sanas. El sangrado de las encías es el principio de una alteración bucal que podría desencadenar en una enfermedad llamada periodontitis o enfermedad periodontal. El fenómeno de hemorragia gingival (sangrado de las encías) va acompañado normalmente de una inflamación localizada o generalizada de las encías, es decir, de un cambio de coloración que hace que las encías estén rojas y más abultadas de lo normal. Este conjunto de cambios gingivales se llama gingivitis. Los experimentos realizados a lo largo de los últimos años han permitido averiguar que cuando existe gingivitis, al séptimo día de estar presente esta alteración aparece hemorragia o sangrado gingival al explorar la zona: para ello se emplea un instrumento llamado sonda periodontal que tiene una pequeña punta de goma para no dañar los tejidos de la boca. Con ello el odontólogo valorará el estado de las encías.
El sangrado de las encías provoca sequedad bucal, mal sabor y mal aliento. La principal causa es la gingivitis. Puede ser producto de otras causas:
La gingivitis aparece como consecuencia del acúmulo de placa bacteriana y de sarro o cálculo en el margen de las encías. La placa bacteriana y el cálculo son sustancias en las que se almacenan gran cantidad de bacterias que resultan perjudiciales para las encías y para la salud de la boca en general. Ello significa que la placa bacteriana en su mayoría es, en realidad, una especie de matriz donde se encuentran las bacterias. En cambio el cálculo o sarro por si mismo, no produce irritación de los tejidos de la cavidad oral, pero contribuye a la retención y acumulación de placa bacteriana ya que es una sustancia dura y que se adhiere a los dientes.
Entre la población infantil y juvenil el porcentaje de aparición de gingivitis es de entre un 60% y un 80%. En España en concreto, en la misma franja de población el porcentaje es de un 46%