Rovamicina es un medicamento utilizado para tratar y prevenir ciertas infecciones provocadas por gérmenes denominados "sensibles". Este medicamento se presenta bajo la forma de comprimidos que deben ingerirse por vía oral.
Rovamicina es un fármaco empleado en el tratamiento y la prevención de infecciones de origen bacteriano tales como: anginas, sinusitis aguda, bronquitis, neumopatías, infecciones bucodentales, algunas infecciones genitales, ciertas infecciones de la piel como el impétigo, y toxoplasmosis (infección parasitaria) en mujeres embarazadas.
En algunas ocasiones, este medicamento es utilizado para tratar pacientes con meningitis que no pueden consumir Rifampicina.
La dosis diaria recomendada es:
La duración del tratamiento depende de la afección a tratar. Ante un cuadro de anginas, por ejemplo, la duración del tratamiento es de 10 días.
Rovamicina está contraindicada en personas con hipersensibilidad a su principio activo (la espiramicina) o a otro componente de su fórmula.
Asimismo, este medicamento no debe ser prescrito durante la lactancia.
Los efectos secundarios más comunes son: trastornos gastrointestinales (diarreas, náuseas, vómitos, colitis), reacciones cutáneas (urticaria, picor, edema de Quincke) y parestesia (hormigueo y adormecimiento en los miembros superiores e inferiores).
También se han observado algunos casos de anemia, aunque con menos frecuencia que los demás efectos adversos.
La resistencia adquirida es la capacidad de algunas bacterias para resistir la acción de ciertos medicamentos. Por este motivo, es sumamente importante identificar la bacteria causante de la infección antes de prescribir Rovamicina.
Las bacterias más propensas a desarrollar una resistencia contra este medicamento son: