Un embarazo bioquímico es aquél en el que, de forma temprana, se paraliza el desarrollo del embrión y baja la menstruación. También se le puede denominar aborto bioquímico o microaborto. En estos casos el espermatozoide llega a fecundar el óvulo, se forma el embrión y se va desarrollando hasta el día 6, cuando se produce la implantación embrionaria en el endometrio (capa del útero). En el momento en el que se ha implantado el embrión se empieza a sintetizar la hormona beta hCG (gonadotropina coriónica humana) que es la que se cuantifica en una prueba de embarazo.
Si tras unos días el desarrollo embrionario no evoluciona, la cantidad de beta hCG no aumenta de forma exponencial como debería, por lo que valores muy bajos o que no aumentan como debería suelen ser síntoma de embarazo bioquímico.
Los abortos bioquímicos ocurren tanto de forma natural como con tratamientos de fertilidad. En el caso de la fecundación in vitro (FIV) alrededor del 8% de las transferencias embrionarias terminan en embarazo bioquímico. En los ciclos de fertilidad suelen diagnosticarse porque se mide la beta hCG unas dos semanas después de la transferencia y muchas mujeres incluso utilizan test de embarazo de orina para comprobar si realmente están embarazadas y después se desilusionan rápidamente. Por este motivo es recomendable esperar hasta la analítica en la clínica, según los valores obtenidos se diagnostica o se sospecha la presencia de un embarazo bioquímico. Por otra parte, de forma natural no se suelen diagnosticar, pues se toman simplemente como un retraso de la menstruación y la mujer no llega a conocer que en realidad durante unos días ha estado embarazada.
Este tipo de pérdidas gestacionales son tan tempranas que el embarazo no se puede observar mediante ecografía. No precisa de ninguna medicación específica ni realizar un legrado. La menstruación suele bajar aunque sea con retraso, y los ciclos menstruales siguen desarrollándose de forma normal.
Algunos embriones simplemente son incapaces de evolucionar, sin que esto afecte a la capacidad reproductiva de la pareja.
La principal duda de las parejas que han pasado por esta situación es cómo afectará a su fertilidad y cuánto tiempo deben esperar para volver a intentarlo.
Los estudios demuestran que un embarazo bioquímico no disminuye las posibilidades de logra una gestación de nuevo. Las tasas de éxito en un ciclo de fertilidad no se ven disminuidas, si no más bien al contrario, en próximos intentos es más probable que lo logren. Tiene lógica esta situación si pensamos en la consecución del embarazo como en una carrera, esta claro que una pareja que ha pasado por este proceso ha recorrido más de la mitad del camino, está comprobado que ha existido la fecundación y la implantación del embrión, ante un próximo intento es más sencillo que logren el último paso, consigan un embarazo viable.
A pesar de que los pronósticos son buenos, es inevitable que muchas pacientes tengan la sensación de pérdida y se sientan derrotadas. Por esto es recomendable hablar con el médico especialista para conocer todas las implicaciones reales que tiene el embarazo bioquímico y seguir luchando hasta conseguir el objetivo, un bebé sano en casa.