El algia facial se define como un dolor crónico que se localiza en la región craneofacial. Existen una gran variedad de orígenes, en ocasiones de difícil diagnóstico diferencial.
Representa el 90% de las algias faciales. Aunque la mayoría de los casos es esencial y se desconoce su origen, hasta en un 10% es secundaria a alguna patología estructural. Es una alteración unilateral dolorosa de la cara que se caracteriza por dolores breves, parecidas a una descarga eléctrica, lancinantes, limitados al territorio de distribución de una o más ramas del nervio trigémino. El dolor se provoca con frecuencia por estímulos triviales como lavarse la cara, afeitarse, fumar, hablar y cepillarse los dientes, pero puede ocurrir también espontáneamente.
Es más frecuente en mujeres y suele comenzar hacia los 50 años. En el 5 por ciento de los casos son familiares.
Los criterios de neuralgia esencial del trigémino son:
- Edad del paciente superior a los 50 años (en la presentación juvenil debe descartarse neuralgias sintomáticas).
- Territorio unilateral.
- Dolor limitado a una o varias ramas del trigémino (generalmente 2ª ó 3ª rama).
- Dolor de tipo eléctrico.
- Comienzo y final brusco del acceso.
- Sin dolor entre los accesos.
- Existencia de zona gatillo a estímulos no dolorosos.
- Ausencia de déficit sensitivo.
- El examen neurológico debe ser normal, incluyendo la exploración de sensibilidades, reflejo corneal y fondo de ojo.
El tratamiento de elección es la carbamacepina, comenzando con dosis de 100-300 mg al día e incrementando progresivamente en función de la respuesta y la tolerancia. Las dosis de mantenimiento se sitúan en 600-1.200 mg/día. Aproximadamente un 70 por ciento de pacientes responden. Como alternativa disponemos de difenilhidantoína a dosis de 200-400 mg/día con una tasa de repuesta del 25 por ciento; baclofeno (10-25 mg/día) y la gabapentina (900-2400 mg/día) que habría que considerar como alternativa a la carbamacepina.
El 30% de los pacientes no responden al tratamiento médico y se puede plantear la cirugía.
Se trata de un dolor severo, punzante y transitorio, que se localiza en el oído, base de la lengua, fosa amigdalina o debajo del ángulo de la mandíbula. El dolor se distribuye por el territorio de las ramas auriculares y faríngeas del nervio vago y del nervio del glosofaríngeo. Se provoca generalmente al tragar, hablar y toser y puede remitir y recidivar de la misma manera que la neuralgia del trigémino. Es mucho menos frecuente que la neuralgia del trigémino. El tratamiento es similar al de la neuralgia del trigémino.
Es un dolor que se localiza en el territorio de las ramas occipitales mayores o menores, de carácter punzante y paroxístico, acompañado de disestesias en esta zona. Característicamente, se dispara por la presión a nivel del punto de Arnold, en la salida de C2 con la extensión del cuello o la rotación del occipucio ipsilateral al dolor. El tratamiento consiste en relajantes musculares, analgésicos, infiltraciones en el punto de Arnold e incluso sección quirúrgica del nervio.
Aparece sobretodo en mujeres (75%) entre los 30-50 años. Es un dolor mal definido, sin una distribución típica, y varía mucho en cuanto a duración y frecuencia. No existe zona gatillo, pero sí puede desencadenarse por estrés y ansiedad. Se asocia a alteraciones psíquicas, manipulaciones odontológicas o dolor psicógeno. El diagnóstico obliga a haber descartado previamente otros procesos. El tratamiento se basa en antidepresivos tricíclicos y fenotiacinas. Se desaconseja el uso de analgésicos para evitar dependencia.