Cómo bajar la fiebre a un bebé

Una temperatura superior a 38 ºC significa que el bebé tiene fiebre. La fiebre no es una enfermedad sino un síntoma (como el vómito, la diarrea, la mucosidad nasal o la tos). Los papás se asustan cuando su bebé tiene fiebre a causa de una infección o debido a la salida de los primeros dientes. La fiebre desaparece cuando se trata la causa.

Cuál es la temperatura normal de un bebé

La Academia Estadounidense de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés) considera que la temperatura normal de un bebé sano está entre 36 ºC y 38 ºC (97 ºF y 100,3 ºF, respectivamente). Cuando la temperatura del bebé es superior a los 38 ºC (100,4 ºF) se considera que el bebé tiene fiebre.

Temperatura axilar normal en bebés

La temperatura axilar normal en bebés está entre 36,5 ºC y 37,4 ºC (o entre 97,5 ºF y 99,3 ºF). Se toma debajo del brazo. Los termómetros electrónicos digitales son muy exactos y recomendables. Habitualmente la temperatura del bebé se toma en la axila (temperatura axilar) o en el recto (temperatura rectal).

Cómo tomar la temperatura a un bebé

No se debe tomar la temperatura poniendo la mano sobre la frente del bebé. Nunca hay que dejarse guiar por el calor corporal del bebé. Hay que utilizar un termómetro electrónico y vigilarla varias veces en el curso del día. También se puede medir la temperatura corporal del bebé con un termómetro de mercurio. Preferentemente, el termómetro se debe introducir en el ano. Se recomienda lubricar antes la zona con un poco de vaselina o de aceite. El termómetro debe permanecer dentro entre dos o tres minutos para que pueda medir la temperatura correctamente.

Cuándo la fiebre es peligrosa en niños

Se considera normal una temperatura rectal de hasta 37,6 ºC. Cuando la temperatura está entre 37,6 ºC y 38 ºC se habla de febrícula (fiebre prolongada y moderada). Cuando es mayor de 38 ºC se trata de verdadera fiebre. Cuando la fiebre supera los 40 ºC se considera peligrosa, especialmente si existe una alteración importante del estado general, sensación de ahogo y cambios de los signos vitales o del nivel de conciencia.

Fiebre en recién nacidos

La fiebre es un síntoma que puede estar relacionado con una inflamación, una infección o ambas. Cuando la fiebre va acompañada de otros síntomas nos puede orientar sobre sus posibles causas.

Puede indicar una infección por el virus de la gripa cuando se acompaña de dolor de cabeza, resfriado de vías altas, debilidad y escalofríos. Cuando se acompaña de vómitos puede indicar una intoxicación alimentaria o una gastroenteritis. Los síntomas que nos orientan hacia una infección por un virus son la nariz tapada, tos y un cuadro de catarro.

La diarrea puede indicar infección en el intestino, indigestión, intoxicación o envenenamiento. Un dolor de cabeza, en la frente o la nariz puede orientar hacia una sinusitis.

Un dolor de oídos indicaría una otitis o una parotiditis. Un dolor en la zona del estómago puede indicarnos apendicitis, cólicos o infección intestinal.

Cuando se acompaña de dolor al hacer pipí puede orientar hacia un problema de cistitis o una infección del tracto urinario. Cuando a la par de la fiebre aparecen manchas rojas en la piel y pequeñas pústulas nos guían hacia las enfermedades exantemáticas, como el sarampión, la escarlatina, la rubéola, la varicela o la quinta enfermedad (sarpullido en el rostro).

Fiebre en niños de dos años

Las infecciones son la principal causa de fiebre en un bebé de dos años aunque también puede tener un origen reumático, inmunológico o metabólico.

Tener fiebre no siempre es algo negativo ya que, en ocasiones, un aumento moderado de la temperatura favorece la fabricación de anticuerpos y los antibióticos actúan de una forma más eficaz.

A menudo, el criterio para tratar la fiebre depende de las repercusiones en el estado general del niño o de la existencia de otras enfermedades asociadas tales como los problemas de corazón, respiratorios, etc. Si el niño ha tenido antecedentes de convulsiones asociadas a la fiebre, el tratamiento siempre está indicado.

Si el paciente tolera la fiebre, no hay síntomas asociados y la temperatura es inferior a 38 ºC, los papás pueden recurrir a medidas caseras o asociarlas a la administración de un antitérmico (paracetamol, de preferencia).

Se recomienda consultar a un médico cuando la fiebre produzca un decaimiento importante, dolor de cabeza intenso o rigidez de nuca acompañado o no de vómitos intensos y aparezcan manchas rojas en la piel que no desaparecen al estirarla. Esto último podría indicar la presencia de petequias. También se aconseja asistencia médica si la fiebre dura más de tres o cuatro días.

Fiebre en niños mayores de dos años

Es necesario acudir al pediatra cuando pasan casi 24 horas y la fiebre no disminuye, aunque se trate de un niño sano y sin patologías importantes previas.

Fiebre en bebés por la salida de los dientes

La temperatura corporal del bebé puede aumentar unas décimas el día que sale el diente y el día después de su salida. Se considera normal alcanzar una temperatura de 36,98 ºC.

Una temperatura superior a 38 ºC es signo de enfermedad y no tiene nada que ver con la dentición, de modo que se aconseja acudir al pediatra para determinar la causa de la fiebre.

Fiebre en bebés a causa de vacunas

Alrededor del 15 % y 20 % de los recién nacidos experimenta un aumento de la temperatura corporal después de haber recibido alguna vacuna. Generalmente, este aumento es inferior a 37,5 ºC. Apenas el 2 % de los niños vacunados alcanza 39 ºC de fiebre.

La fiebre que produce la vacuna triple vírica de los doce meses de edad puede tardar más tiempo en manifestarse (entre 5 y 10 días) y es algo más alta. La fiebre no siempre aparece inmediatamente después de la colocación de la vacuna. En ocasiones aparece entre seis y siete días después de la administración y puede durar entre 24 y 48 horas.

Los antitérmicos deben administrarse solo cuando la fiebre sea superior a 37,5 ºC en la axila. El fármaco antitérmico más utilizado es el paracetamol y las dosis deben ser apropiadas a la edad y el peso del paciente.

Qué ocurre si el bebé tiene fiebre pero no experimenta ningún otro síntoma

En algunos casos, la fiebre no muestra signos claros de cuál podría ser el origen o dónde está el foco responsable después de haberlo explorado de forma correcta. Este problema es mayor en los lactantes, ya que a esta edad los niños suelen mostrar menos síntomas. Cuando aparece en bebés menores de un mes, habitualmente, ingresan al hospital para completar estudios y, en función del estado del niño y de los resultados de las pruebas, se inicia un tratamiento antibiótico.

En los bebés menores de 3 meses la causa suele ser viral y no grave, pero puede tratarse también de un origen bacteriano (sepsis) por lo que, en ocasiones, es necesario hacer una correcta evaluación en Urgencias. Ahí puede realizarse un análisis sanguíneo, de orina o cultivos.

En los niños entre 3 meses y 3 años suele ser más fácil encontrar signos y síntomas que orienten sobre la causa de la infección, aunque en el 30 % de los casos puede que no aparezcan. La frecuencia del paso de bacterias a la sangre es aproximadamente tres veces menor que en los menores de 3 meses.

En los casos en los que la fiebre sea superior a los 39 ºC y no existe foco, pero el niño mantiene un buen estado general, el pediatra puede optar por pedir pruebas complementarias e, incluso, empezar un tratamiento mientras se esperan los resultados.

La roséola es una enfermedad que puede hacer que un niño tenga varios días de fiebre con síntomas extremadamente leves o ninguno. Sin embargo, en estos casos hay que consultar al pediatra para un diagnóstico exacto. Es especialmente necesario cuando la fiebre es superior a los 40 ºC o si el bebé es menor a 12 semanas.

Mi bebé tiene fiebre pero ningún otro síntoma

Algunos bebés tienen fiebre pero no se acompaña de ningún síntoma que pueda indicar en qué parte del cuerpo se encuentra la posible infección.

Una infección suele producir síntomas como tos, vómitos, diarreas y mucosidad. Sin embargo, muchas infecciones víricas no producen más síntomas que la fiebre. Este es el caso de la roséola que produce fiebre alta durante tres días y en el cuarto día, el enfermo experimenta una erupción cutánea en el cuerpo.

Las infecciones urinarias, las bacteriemias (presencia de bacterias en la sangre) o la meningitis causan cuadros febriles y fiebre alta que no van acompañados de otra sintomatología. En estos casos hay que visitar al pediatra.

Qué hacer cuando el bebé tiene fiebre pero no le duele nada

A menudo, la fiebre en los niños se acompaña de dolor muscular, de cabeza, de garganta, oídos y dolor en la zona de la nuca. En otros casos, el niño tolera bien la fiebre y no siente ningún dolor en particular.

Se puede detectar el dolor en niños mayores de tres años pero en los bebés es más difícil porque no pueden hablar ni explicarse.

Si la fiebre persiste, se recomienda llevar el niño al pediatra, aunque no tenga ningún otro síntoma ni sienta ningún dolor en particular. El pediatra podrá explorarlo y mandarle, si lo considera necesario, alguna prueba complementaria para estudiar su origen.

Manifestaciones de la fiebre en niños

En un niño una fiebre elevada puede manifestarse con llantos, agitación, gesticulación excesiva o fatiga. Cuando la temperatura es muy elevada y sobrepasa los 39 ºC pueden aparecer convulsiones que se manifiestan como espasmos musculares que sacuden el cuerpo del niño y temblores que suelen durar algunos minutos. La aparición de convulsiones necesita inmediatamente la consulta del médico.

Cómo bajar la temperatura en niños

Para bajar la fiebre se recomienda destapar al niño, ponerle una toallita húmeda en la frente, prepararle un baño tibio a 2 ºC por debajo de su temperatura (en caso de que la temperatura sea de 40 ºC, por ejemplo, preparar el baño a 38 ºC), comprobar que la temperatura de la habitación no sea demasiado alta y no sobrepase los 19 ºC o 20 ºC. Dar baños varias veces al día según la evolución de la fiebre e hidratar suficientemente al bebé.

Dar un solo medicamento destinado a bajar la temperatura del bebé, respetar la dosis recetada y no dar otros fármacos sin la opinión de un médico (antibióticos u otros medicamentos destinados a disminuir la temperatura).

Hay que consultar al médico si la fiebre persiste o se agrava y si aparecen otras manifestaciones como diarrea, dolores abdominales, vómitos y erupciones, entre otras. Es aconsejable consultar al pediatra, especialmente, cuando el bebé tenga tan solo algunos días.

Medicamentos para bajar la fiebre

No se deben administrar medicamentos antitérmicos a un bebé sin el consejo de un pediatra.

Tampoco se debe sobrepasar la dosis indicada que dependerá del peso y de la edad del bebé. Se recomienda no administrar medicamentos si la temperatura no supera 38 ºC y el bebé tolera bien la fiebre. El consumo de antitérmicos solo está indicado a partir de 39 ºC.

Los antitérmicos más utilizados en los bebés son el paracetamol o acetaminofén y el ibuprofeno (aunque este último no se recomienda en los bebés menores de seis meses). No se recomienda administrar aspirinas a un bebé.

Remedios caseros para bajar la fiebre a un bebé de un año de edad

Muchos son los padres que optan por métodos naturales o remedios caseros para intentar bajar la fiebre de sus bebés.

El remedio casero más utilizado consiste en poner trapos o toallitas húmedas en la frente, que deberán cambiarse cada cierto tiempo.

Tomar baños de agua tibia también puede ser muy beneficioso.

Cubrir los pies del bebé con calcetines mojados es otro remedio efectivo. Cuando los pies estén secos se pueden volver a mojar.

También es importante prevenir el riesgo de deshidratación administrando agua en abundancia.

En cambio, las comidas deben ser escasas y, de preferencia, sopas. Una infusión de manzanilla puede ayudar a bajar la fiebre.

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