Cuando se deja de fumar, síntomas aparecen, hablamos de síntomas de abstinencia. Los principales síntomas son:
Todos estos síntomas disminuyen en intensidad en las últimas semanas después de la interrupción.
Cuando usted fuma, el cuerpo está envenenado por el humo de tabaco y uno de sus componentes, la nicotina actúa como un estimulante. Por lo tanto, al dejar de fumar parece que la fatiga se debe en parte al fenómeno de desintoxicación que efectúa el organismo, por otra parte la ausencia de nicotina y por consiguiente la estimulación. Combinando estos dos mecanismos da como resultado en una fatiga considerable en dos a cuatro semanas después de la eliminación del tabaco.
Es posible luchar contra la fatiga que aparece al dejar de fumar mediante la aplicación de unos simples consejos.
Si tiene intención de dejar de fumar puede ser útil anticipar la fatiga que podamos sentir.
Para ello:
elegir cuidadosamente su momento para dejar de fumar (idealmente debe sentirse bien consigo mismo y ser firme, disfrutar de un período de vacaciones);
consultar a un médico, quien puede prescribir terapia de reemplazo de nicotina que permitirá la eliminación gradual y dar la posibilidad al organismo a través de esta ayuda sin síntomas desagradables de más. Existen sustitutos en diferentes formas: la goma de mascar, parches para la piel, pastillas;
proporcionar un tiempo de sueño suficiente, es decir, más importante de lo habitual.