Las alergias oftálmicas pueden manifestarse en varias formas. Principalmente afectan a los ojos y a la conjuntiva.
La conjuntivitis provoca la aparición de ojos rojos y lacrimosos acompañados por picores y la sensación de tener arena en los ojos. La luz y el sol también pueden molestar a las personas alérgicas, en ese caso estamos hablando de una fotofobia.
La conjuntivitis alérgica a menudo acompaña una rinitis alérgica, particularmente la provocada por el polen, pero también puede aparecer de manera aislada siendo provocada por una alergia a los ácaros, a los animales, al látex, etc.
La conjuntivitis alérgica puede aparecer en primavera (conjuntivitis primaveral provocada por una alergia al polen) o en el resto del año según el alérgeno responsable.
Una conjuntivitis puede agravarse y acompañarse de una afección de la córnea, en ese caso puede producirse una queratoconjuntivitis.
La queratitis es una afección de la córnea que provoca una disminución de la visión así como dolores violentos agravados por la luz. La queratitis necesita una consulta oftálmica rápida porque puede complicarse y producir trastornos de la visión.
La queratoconjuntivitis asocia una queratitis con la conjuntivitis. Por lo general, aparece en el transcurso del período primaveral o estival, provocada por una alergia al polen, se trata en este caso de una queratoconjuntivitis vernal que afecta más a menudo a los niños y desaparecen espontáneamente en el 90 % de los casos en la adolescencia.
La queratoconjuntivitis puede complicarse produciendo por ejemplo una úlcera de la córnea o una disminución de la agudeza visual. La queratoconjuntivitis también puede aparecer fuera del período polínico.
La blefaroconjuntivitis alérgica asocia una blefaritis de origen alérgico con una conjuntivitis alérgica. Provoca una inflamación de la piel de los párpados. La blefaroconjuntivitis a menudo se complica por una infección estafilocócica, de un herpes, o a veces también de una catarata o de trastornos de la visión.
La conjuntivitis papilar gigante, que no es realmente de origen alérgico, es provocado mayormente por la irritación de la superficie ocular al contacto de lentes, ciertos productos oftálmicos o de prótesis oculares.
El examen del párpado y de la conjuntiva permite detectar un edema, la presencia de folículos característicos de la alergia.
La realización de un examen alergológico comprende pruebas cutáneas, un análisis de sangre, llamado examen RAST (radioalergosorbente). El examen citobiológico de las lágrimas permite analizar los eosinófilos, el IgE y la proteína catiónica del eosinófilo (ECP). Una prueba de provocación conjuntival puede ser a veces contemplada. Pruebas del parche se realizan cuando ciertos cosméticos son sospechosos de producir la alergia.