La ovulación irregular o la ausencia de ovulación son complicaciones bastante frecuentes. En la mayoría de los casos tienen un tratamiento efectivo y sencillo que permite lograr la concepción. Es necesario un diagnóstico preciso y rápido. Cuando hay problemas de ovulación la mujer tendrá problemas de infertilidad.
La disovulación u ovulación irregular. La anovulación o ausencia de ovulación.
Sus causas se dividen en tres grandes grupos:
Es la más frecuente y se debe al síndrome de ovarios poliquísticos. En mujeres con este problema, los folículos se desarrollan, llegan a la superficie del ovario, alcanzan un diámetro similar a del folículo ovulatorio, pero no se rompen y se acumulan en la superficie del ovario.
El líquido folicular, rico en estrógenos, no es expulsado y se metaboliza hacia la hormona masculina, que pasa a la circulación produciendo los signos de masculinización típicos de esta enfermedad (acné, seborrea, hirsutismo).
Al no romperse el folículo, no se libera el óvulo y no puede ocurrir el embarazo (infertilidad). Tampoco se produce el cuerpo lúteo y, por tanto, la regla puede venir con retraso (oligomenorrea) o no venir (amenorrea).
En una fecha que no se pude precisar, ocurre un sangrado similar a una menstruación y comienza a crecer un nuevo folículo, que no se rompe y de nuevo se acumula. Por eso no siempre es fácil detectar este problema sin pruebas específicas.
A medida que se van acumulando los quistes, se acentúa el problema: es un círculo vicioso. Los ovarios poliquísticos tienen un tamaño de dos a cinco veces mayor que los ovarios normales y presentan una cubierta externa blanca, gruesa y muy resistente.
Puede ser provocado por un exceso de hormonas hipofisarias o por un defecto congénito o adquirido, donde la ausencia de producción de FSH -hormona estimulante del folículo- hace que no se produzca la ovulación.
La falta de estímulo del ovario por parte del hipotálamo o de la hipófisis puede ser provocada por diversos factores como: