Durante el embarazo pueden aparecer pequeñas molestias que no suelen ser graves, pero sí desagradables. Las mujeres embarazadas deben saber que es posible disminuir su intensidad y, a veces, evitar su aparición. Otros problemas pueden ser más graves y representar un peligro para el feto.
A partir del mes 4 o 5 de embarazo, con el aumento de peso y el crecimiento del volumen del útero, pueden aparecer dolores de espalda, así como molestias y repercusiones sobre la columna vertebral. Se recomienda no permanecer mucho tiempo de pie, evitar los tacones altos, no cargar mucho peso, practicar natación, caminar y hacer gimnasia.
La fatiga se suele sentir en los primeros meses y obliga a dormir durante el día. Esta tendencia suele disminuir a lo largo del cuarto mes. Para sobrellevar mejor el cansancio es recomendable descansar frecuentemente, aceptar que se debe trabajar menos —sobre todo en las tareas cotidianas de la casa—, dejarse ayudar, acostarse pronto, tomar un rato la siesta, no comer mucho por la noche y no calentar demasiado la habitación (se aconseja una temperatura de 19 grados). Una fatiga permanente puede ser un signo de carencia de vitaminas o hierro. En ese caso, debes consultar al médico.
Las varices suelen aparecer al final del embarazo y, normalmente, desaparecen después del parto. Para evitarlas se recomienda no permanecer mucho tiempo de pie, suprimir los tacones altos, levantar las piernas durante la noche, masajear las piernas de abajo a arriba y usar medias de contención, según aconseje el médico.
Los calambres también aparecen al final del embarazo. Se localizan en las piernas y las nalgas. Suelen aparecer por las noches. Si los calambres son muy frecuentes o inmovilizantes, debes pedir consejo al médico.
Las náuseas son frecuentes al principio del embarazo y están presentes hasta el tercer mes, más o menos. Se presentan, sobre todo, por la mañana al levantarse y empeoran cuando dejamos pasar mucho tiempo entre dos comidas.
Algunos consejos para disminuir la aparición de las náuseas son fraccionar las comidas y tomar 3 comidas ligeras cada día y una merienda hacia las 18 horas, más o menos. Por la noche, después de la última comida, tomar algo para disminuir el intervalo de tiempo sin comer hasta el desayuno. Reducir la cantidad de alimentos en cada comida, evitar los sobre esfuerzos por las mañanas y no desayunar muy tarde.
Las hemorroides son la dilatación de las venas internas del ano, que forman pequeñas bolas internas o externas. Son muy frecuentes durante le embarazo y suelen aparecer después de varios días de estreñimiento, muy habitual también en las embarazadas. Durante el embarazo, el útero se hace más voluminoso y comprime las venas abdominales e interfiere en la circulación sanguínea, lo que da origen a las varices y las hemorroides. No tienen ninguna consecuencia para el feto.
Para evitar las hemorroides se recomienda evitar las comidas con muchas especies, reducir el estreñimiento, evitar los alimentos ricos en féculas, consumir pasas y practicar alguna actividad física regular, como la natación o caminar. Los medicamentos contra el estreñimiento están contraindicados normalmente durante el embarazo. En caso de agravarse los síntomas, consultar con un médico.
Los desórdenes del sueño varían según el estadío del embarazo. Al principio del embarazo, durante el día suelen aparecer episodios de fatiga y sueño. Se necesita siesta o reposo. En el segundo trimestre, por lo general, la futura mamá está más en forma y duerme más fácilmente. En el último trimestre, puede aparecer insomnio, además, el bebé se mueve mucho y la futura mamá siente necesidad de orinar frecuentemente.
Para dormir mejor se recomienda no consumir café o té, comer ligero (sobre todo en la cena) y hacer ejercicios de relajación antes de dormir. Es mejor leer que ver la televisión, acostarse cada día a la misa hora, en una habitación bien aireada y no muy caliente. Además, dormir del lado izquierdo, ya que esta posición evita comprimir la vena cava situada a la derecha del útero.
Los episodios de estreñimiento son muy frecuentes durante el embarazo. Para evitarlo se debe practicar ejercicio físico, durante al menos 30 minutos cada día. Salvo los ejercicios contraindicados se aconseja caminar, nadar, o hacer gimnasia, además de consumir alimentos ricos en fibra, como los cereales, el pan integral o con salvado, la pasta, el arroz, las frutas y las verduras, por ejemplo. También se debe beber 1,5 L de agua al día, de preferencia rica en magnesio. No usar laxantes sin la supervisión de un médico.
Entre los trastornos urinarios se cuentan las muchas ganas de orinar. El útero presiona la vejiga, sobre todo al final del embarazo, cuando el feto crece más y esto es lo que provoca ganas de orinar de forma frecuente.
Las infecciones urinarias son muy comunes en la mujer embarazada. Se deben tratar desde los primeros síntomas, como quemazón y escozor al orinar o la necesidad de orinar frecuentemente.
El reflujo ácido es un síntoma muy molesto para la futura mamá. Se aconseja comer despacio, no acostarse justo después de cenar y evitar los alimentos muy especiados, ácidos y grasos.
La caries, infección microbiana, aparece frecuentemente durante el embarazo. Como toda infección durante el embarazo, si no son tratadas pueden representar un peligro. La futura mamá debe cepillarse los dientes mañana y noche, de forma suave.
La gingivitis es una enfermedad de las encías que se acompaña de sangrado de las encías. A partir del tercer mes de embarazo, se aconseja la visita al dentista como medida de prevención.
Las estrías aparecen en el vientre, los pechos, los glúteos, las caderas y los muslos. Se presentan en forma de marcas blancas. Son más habituales a partir del sexto mes. La hidratación regular de la piel permite disminuir su intensidad.
Las manchas del embarazo son manchas opacas que aparecen en la cara (frente, pómulos) y se agravan tras la exposición al sol. Desaparecen después del parto, pero pueden reaparecer al tomar la píldora anticonceptiva. Es importante proteger la piel durante las exposiciones al sol.
Durante el embarazo pueden aparecer episodios de acné muy molestos para la futura mamá. Casi todos los tratamientos antiacné están contraindicados durante el embarazo. Para evitar su aparición se recomienda cuidar la piel realizando una limpieza diaria.
Entre las complicaciones más graves del embarazo, destacan el aborto espontáneo o la pérdida del bebé; el parto y el nacimiento prematuros; la preeclampsia o la eclampsia; oligohidramnios (poca cantidad de líquido amniótico); el embarazo ectópico; la diabetes gestacional y la placenta previa.
Algunas infecciones de la madre, aunque sean leves para ella, pueden poner en riesgo la salud del embrión o del feto si aparecen durante el embarazo. Entre estas enfermedades están la rubéola, la varicela, la toxoplasmosis, las infecciones por citomegalovirus o la mononucleosis.
Ciertas enfermedades son especialmente peligrosas durante el embarazo. Es importante conocerlas e intentar prevenirlas siempre que sea posible. Además, se deben detectar y tratar de forma correcta para evitar sus efectos negativos.
La toxemia o preeclampsia puede poner en riesgo la vida de la madre y del bebé.
Las mujeres portadoras de una infección por clamidia durante el embarazo tienden a tener niveles más altos de infección en el saco y el líquido amniótico. También presentan con más frecuencia partos prematuros, ruptura prematura de las membranas y un mayor riesgo de aborto. Hasta 50 % de los bebés que nacen por vía vaginal de madres con clamidia no tratada (e incluso algunos bebés nacidos por medio de una cesárea) van a contraer esta infección.
En cuanto al citomegalovirus (CMV), si la madre se infecta por primera vez durante el embarazo, las probabilidades de transmitir la infección al bebé son mucho más altas. Entre 1 % y 4 % de las mujeres que no habían tenido antes esta infección, contraen el CMV por primera vez durante el embarazo: entre 30 % y 50% de los bebés se infectan mientras están en el útero y muchos de ellos podrán tener problemas graves como problemas de audición.
El estreptococo grupo B es una bacteria presente, con mucha frecuencia, en el tracto intestinal pero también puede colonizar la vagina e infectar al bebé en el momento del parto. En el bebé puede causar una infección grave y generalizada llamada septicemia, neumonía y, con menos frecuencia, meningitis en el recién nacido. La meningitis puede ser la responsable de problemas como pérdida de audición o de visión, parálisis cerebral o, incluso, la muerte.
La candidiasis vaginal no afecta al bebé durante el embarazo, pero en el momento del parto, puede contraerla. En este caso pueden salirle hongos del género cándida en la boca y dificultar su alimentación.
Una madre infectada por alguna enfermedad de transmisión sexual (ETS) puede transmitir la infección al bebé, lo que puede provocar alteraciones en el desarrollo del feto y aumentar el riesgo de padecer un aborto espontáneo. Entre estas enfermedades, destacan por su importancia el virus del papiloma humano (VPH), la sífilis, el herpes genital, el VIH, el SIDA, las infecciones por clamidia o la hepatitis B.
Foto: © Aptyp_koK – Shutterstock.com