Parto programado o inducido

Cuando es necesario terminar el embarazo, el médico provoca o induce el parto con medicación, ya sea oxitocina o prostaglandina, dependiendo del estado del cuello uterino.

Qué es el parto inducido

Si el parto no comienza por sí solo o de manera espontánea, el ginecólogo puede recurrir a ciertas técnicas para provocar o inducir las contracciones. Y, si por alguna razón el trabajo de parto no avanza, el doctor puede aumentar o acelerar las contracciones.

Definición de parto provocado

Puede ser necesario inducir el parto, cuando los riesgos de mantener el embarazo son más altos que los de dar a luz de inmediato o si existe algún peligro para el bebé o la mamá. También se puede escoger un día para que el equipo médico esté completo y prever los contratiempos del transcurso de la jornada, los fines de semana, los días festivos o las vacaciones, así como la presencia del padre. La programación de un parto es más frecuente en las clínicas privadas.

Por qué hay que inducir el parto

La prolongación del embarazo después de la fecha prevista para el parto es una de las principales razones para inducirlo, ya que más días de embarazo (que puede ser hasta una semana) significan posibles complicaciones. Asimismo, en caso de que se rompa la fuente y el parto no comience por sí solo, se induce para disminuir el riesgo de infección del útero y del bebé.

Puede ser que el bebé sea demasiado grande, lo que significa un parto prolongado y probables lesiones para la madre y el feto durante el parto vaginal; además, existe riesgo de que el bebé se quede estancado y las posibilidades de que necesites una cesárea son mayores.

Razones para inducir un parto

También se puede provocar el parto cuando la placenta no funciona correctamente; cuando se presenta preeclampsia, una complicación grave que puede poner en peligro la salud de la madre y reducir el riego sanguíneo hacia el bebé; o si existe una enfermedad crónica o aguda —como hipertensión arterial, diabetes gestacional, insuficiencia cardiaca, afección en los riñones o crisis de astenia— que amenace el estado de salud de la madre o del bebé.

El bebé puede presentar algún problema que requiera inducir el parto, como anomalías en el ritmo cardiaco o un atraso en el crecimiento que pueda testimoniar una dolencia o una urgencia. Además, cuando el saco amniótico se rompe y no desencadena el parto o queda poco líquido amniótico; para evitar una cesárea; cuando la madre ha salido de cuentas (a partir de la semana 41 de amenorrea); o en caso de embarazo de gemelos.

Cómo se induce el parto

Los métodos que utiliza el ginecólogo para inducir el parto dependen del estado en que esté el cuello del útero. Si no ha comenzado a ablandarse, afinarse (más delgado) o dilatarse (abrirse) se considera que todavía no está 'maduro' o preparado para el parto. En ese caso, el ginecólogo recurre a hormonas o métodos mecánicos para madurar al cuello uterino antes de inducir el parto. A veces, estos procedimientos desencadenan el parto.

Si el parto no empieza por sí solo, se administra oxitocina de manera intravenosa, una vez que madure el cuello uterino. Este medicamento es una forma sintética de la hormona oxitocina, que el cuerpo de la madre produce naturalmente durante el parto espontáneo. Si el cuello uterino está maduro desde el comienzo, se administra oxitocina inmediatamente.

Cuándo se programa un parto

El momento ideal de un parto se sitúa alrededor de la semana 39 o 40 de amenorrea, que es la ausencia de regla. El límite de las 37 semanas cumplidas de amenorrea evita la prematuridad, mientras que el límite de 42 semanas evita un parto post maduro.

El cuello del útero debe estar maduro y presentar las condiciones indispensables para el desarrollo del parto. También se puede provocar el parto cuando no es necesario efectuar una cesárea. Es importante informar a la madre de los riesgos del parto programado y de la necesidad de realizar una cesárea.

Cuántas horas dura un parto inducido

Cada parto tiene una duración distinta, sin importar si son naturales o provocados, aunque la mujer suele percibir que el parto provocado dura más que el natural. En el tiempo interviene el proceso de maduración del cuello uterino, que puede demorarse entre 12 y 24 horas. Durante este periodo, la mujer puede tener contracciones y no se administra todavía la anestesia peridural.

Parto inducido en la semana 38

La fecha que se recomienda para provocar el parto es alrededor de la semana 41 de gestación, ya que el momento ideal de un parto se sitúa alrededor de la semana 39 o 40 de amenorrea. Para inducir un parto es necesario que la gestación haya terminado (semana 38 de embarazo). En la mujeres gestantes que padecen ciertas enfermedades —como el lupus o el síndrome antifosfolípido (también llamado síndrome Hughes, que consiste en la hipercoagulabilidad)— se suele provocar el parto a partir de la semana 37.

Parto inducido a las 39 semanas

Según los últimos consensos entre los ginecólogos, se acumulan evidencias sobre lo poco recomendable que es esperar más allá de las 39 semanas de gestación. En las mujeres que presentan hipertensión, el ginecólogo suele inducir el parto en la semana 39 o 40, sin esperar que la gestación llegue al final.

Parto inducido en la semana 40

Entre las semanas 39 y 40, se considera que ya se puede realizar la inducción del parto, en caso de ser necesario. Desde finales de la década de los ochenta, se han demostrado tasas más altas de muerte del feto después de la semana 39 y, al parecer, todavía se subestima este problema. A partir de las 40 semanas de gestación, la muerte del feto representa un mayor riesgo.

Parto inducido en la semana 41

Si la gestación supera la semana 41 más 3 días (la edad gestacional se valora con ecografía) y no aparecen señales de parto, se realiza la inducción. En caso de que el embarazo se prolongue más allá de la semana 42, existe el riesgo de que la placenta deje de cumplir sus funciones correctamente y no suministre al bebé el oxígeno y los nutrientes necesarios. Por esta razón, se decide provocar el parto.

Riesgos y consecuencias del parto inducido

Las madres deben estar al tanto de que un parto inducido no corresponde a un parto natural y que conlleva un cierto número de riesgos. El parto programado debe ser una decisión tomada conjuntamente por la futura madre y el médico. Un parto inducido necesita más medicalización (se recomienda conocer los efectos secundarios), tiene una tasa de cesáreas más elevada y existe mayor probabilidad de usar el fórceps.

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