La insulina es una hormona producida por el páncreas, y ayuda a que los azúcares obtenidos a partir del alimento que ingerimos lleguen a las células del organismo para suministrar energía.
Sólo se mantiene activa en la sangre durante períodos cortos (menos de 15 minutos), y en caso necesario por un problema metabólico, se regenera su producción y a la larga, puede agotar al páncreas y dejar de producirse.
La insulina es la hormona que manda la señal a las células corporales para que sean receptivas al azucar que entra en los alimentos cuando comemos.
La resistencia a la insulina
Cuando generamos resistencia a la insulina nuestras células no reconocen la insulina.
Entonces, cuando comemos nuestras celulas no incorporan el azúcar (su "gasolina" para funcionar) y ocurren varias cosas:
por un lado se acumula el azúcar en el torrente sanguíneo.
por otro lado, el cerebro detecta que no se ha asimilado el azúcar y le ordena al páncreas que genere más insulina.
como nuestras células no se alimentan, estamos más cansados y tenemos más hambre.
A la larga esta situación genera un colapso en el páncreas, que deja de producir insulina y aparece la diabetes.
La aparición de la diabetes
La diabetes tipo 2 es una enfermedad progresiva que causa un declive gradual de la sensibilidad y producción de insulina.
Pueden pasar años e incluso décadas hasta que la resistencia a la insulina leve progrese a diabetes plenamente manifestada.
Muchas personas nunca llegan a tener diabetes declarada.
Quienes tienen diabetes tipo 2 a menudo pueden tratarse con modificaciones de la dieta, más ejercicio, pérdida de peso y medicamentos por vía oral (metmorfina), y por lo general no necesitan inyectarse insulina.
Síntomas
Aumento de la sed.
Micción copiosa y abundante (orinar con mas frecuencia de lo normal): estos dos síntomas evidencian el estado prediabético en el que nos pone el SOP o Síndrome de ovarios poliquísticos.
En el caso de los diabéticos, el aumento de la sed y de la orina son síntomas de que se está produciendo una cetoacidosis diabética: no ocurre lo mismo en el SOP, sino que son síntomas que se comparten, aunque de gravedades completamente diferentes.
Existen una relación entre el SOP y la prediabetes.
Incremento del apetito.
Fatiga: como no se metaboliza el azúcar, no se recargan fuerzas y la sensación de fatiga es habitual en los casos de SOP.
Falta de concentración, por falta de energía en las células (azúcar).
Visión borrosa (hipoglucemia).
Pérdida o aumento de peso sin explicación.
Curación lenta de cortes y heridas en algunos casos.
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