El menisco es un pedazo de cartílago fibroso en forma de C localizado en la rodilla. El cartílago se encuentra en ciertas articulaciones y conforma un amortiguador entre los huesos para proteger la articulación. El menisco sirve como sistema de amortiguación, ayuda en la lubricación de la articulación y limita la capacidad de ésta para flexionarse y extenderse. La ruptura de menisco se refiere a un desgarro o rotura del cartílago amortiguador (menisco) de la rodilla.
Las rupturas de meniscos son causadas generalmente por torcedura o flexión exagerada de la articulación de la rodilla.
Cada rodilla tiene dos meniscos -cartílagos en forma de "C" que actúan como amortiguador entre la tibia y el fémur- . La rotura de un menisco puede causar dolor, inflamación y rigidez. También puede sentirse inestabilidad en la rodilla.
El médico llevará a cabo un examen físico, el cual incluye una evaluación de la rodilla llamada prueba de McMurray: para este examen el paciente se acuesta boca arriba mientras el médico le sostiene el talón de la pierna lesionada, con la pierna doblada. Se hace presión para comprimir la rodilla mientras se rota la pierna hacia adentro y hacia afuera con el fin de generar molestia o dolor. Un clic o un dolor sobre la parte interior de la articulación indican una ruptura interna (medial) del menisco.
Para la prueba de compresión de Apley, el paciente se acuesta boca abajo con la rodilla doblada en un ángulo de 90 grados. Luego, el médico le toma el pie con ambas manos y lo rota hacia el exterior (rotación lateral) mientras se aplica fuerza al pie hacia abajo. La rodilla y el muslo del médico se pueden usar para estabilizar el muslo suyo. El dolor en la parte interna de la articulación puede indicar una ruptura interna (medial) de menisco.
Una prueba para el exceso de líquido en la articulación es positiva en las rupturas de menisco, indicando hinchazón con el líquido alrededor de la articulación.
Otros exámenes que muestran ruptura de meniscos pueden ser:
Existen varios grados de lesión en una rotura de menisco. Tras el diagnóstico, se debe valorar si es necesario realizar una cirugía o no.
El objetivo del tratamiento es reducir los síntomas y proteger la articulación de sufrir una lesión mayor mientras se cura. Para evitar descargar todo el peso sobre la rodilla es posible que se tengan que utilizar muletas. También se puede colocar un dispositivo ortopédico para la rodilla que ayuda a evitar que se mueva la rodilla.
Otros tratamientos abarcan:
Se permite la actividad física, en cuanto el paciente la tolere.
Se recomienda fisioterapia para ayudar a la rodilla y a la pierna a recuperar fuerza.
Si la lesión es aguda o el paciente tiene un nivel de actividad alto, puede requerirse una artroscopia de rodilla (cirugía). La edad tiene un efecto sobre el tratamiento, ya que los pacientes más jóvenes tienen más probabilidades de tener problemas si no se realiza una cirugía.