La punción esternal es una prueba médica poco invasiva que nos permite estudiar la medula ósea. La medula ósea es un tejido situado en el interior de algunos huesos en los adultos que sirve para fabricar las células sanguíneas (los leucocitos o glóbulos blancos, los hematíes o glóbulos rojos y las plaquetas o trombocitos).
El material líquido obtenido se puede someter a múltiples estudios según requiera la situación patológica que ha llevado a la realización de la prueba.
El estudio citológico se realiza sobre una gota del material obtenido. Nos permitirán identificar observando bajo el microscopio las características de las células normales y patológicas presentes en la medula ósea. El uso de diferentes tipos de colorantes y técnicas permite distinguir mejor algunas estirpes de células. La realización de varias tinciones permitirá afinar el diagnóstico.
El estudio histológico se realiza sobre un fragmento de hueso una vez descalcificado. Se obtienen mediante cortes múltiples muy finos unas laminillas que se fijan en un portaobjetos y se tiñen de forma similar a las preparaciones anteriores. En el estudio microscópico histológico, se puede identificar la situación de las diferentes poblaciones de células de la medula ósea normales y patológicas respecto a las trabéculas óseas.
Habitualmente se realiza en el mango o cuerpo del esternón en los estudios únicamente citológicos (punción-aspiración).
El estudio histológico requiere la punción de la cresta ilíaca habitualmente la posterior, si bien no es infrecuente la punción en cresta ilíaca anterior.
Habitualmente es un hematólogo (especialista en Hematología y Hemoterapia) asistido por una enfermera o técnico.
El paciente se coloca tumbado, boca abajo si la punción va ser realizada en cresta ilíaca posterior (CIP) o bien boca arriba si va a realizarse en esternón o cresta ilíaca anterior (CIA). El médico con guantes estériles localiza la zona de punción e inyecta de forma lenta un anestésico local.
Posteriormente, se introduce el trócar de aspiración hasta la cavidad medular. Una vez en ella, se procede a colocar la jeringa en el cono del trocar destinado a ello y aspirar la sangre medular entre 3-5 ml según los estudios a realizar.
En el caso de la biopsia, se procede del mismo modo con el trócar de biopsia, una vez retirado el fiador se tapa el orificio del trocar y se introduce aproximadamente 1-2 cm, realizando movimientos laterales para desprender el cilindro situado dentro del trócar. A continuación se extrae el trócar y se saca el cilindro quitando el tapón y empujando con una varilla desde la punta del trocar para arrastrar el cilindro hasta que sale por el otro extremo. El cilindro se introduce en soluciones especiales que permitan su adecuada conservación y descalcificación.
La biopsia de médula ósea es de vital importancia para el diagnóstico de enfermedades mielodisplácicas o mieloproliferativas como pueden ser la leucemia mieloide crónica, el mieloma múltipla y ciertos tipos de anemias.