Varias son las patologías que pueden afectar al pezón: pezón invertido, aparición de una secreción por el pezón, cambios en la piel o cambios en la forma.
Algunas mujeres siempre han tenido uno o ambos pezones invertidos: esto se considera normal si los pezones siempre han estado hundidos y pueden fácilmente apuntar hacia afuera cuando se tocan. El problema aparece cuando este fenómeno es nuevo: si los pezones están apuntando hacia adentro y esto es nuevo se debe acudir a una visita con el ginecólogo lo más rápido posible.
Esto puede ser causado por tejido cicatricial de una cirugía o por una infección. A menudo, el tejido cicatricial se forma sin ninguna razón. Consulte con el médico aunque la mayoría de las veces este problema no necesita tratamiento.
Casi siempre es causado por una infección en la mama o mastitis. En raras ocasiones, puede deberse a cáncer de mama. Hay que consultar con el médico para recibir tratamiento.
Generalmente se trata de un eccema o de una infección bacteriana o micótica. Hay que consultar con el médico para recibir tratamiento.
Los pezones que presentan descamación y picazón pueden ser un signo de la enfermedad de Paget, una rara forma de cáncer de mama que compromete el pezón.
Este fenómeno recibe el nombre de "piel de naranja" porque la piel se ve como una cáscara de naranja. Una infección en la mama o un cáncer de mama inflamatorio pueden causar este problema. Hay que consultar rapidamente con el ginecólogo.
Si el pezón estaba elevado por encima de la superficie, pero comenzó a retraerse hacia adentro y no sale cuando se lo estimula hay que consultar con el médico.
Pueden practicarse diferentes estudios para llegar a un diagnóstico de su patología: mamografías, ecografía de las mamas o una biopsia de mama si se encuentra una masa o protuberancia, si la mamografía es anormal o si la secreción está ocurriendo espontáneamente sin presión alguna sobre la mama. Otros exámenes que se pueden realizar son: determinar el nivel de prolactina en sangre, unas pruebas de función tiroidea o una resonancia magnética o tomografía computarizada de la cabeza para buscar tumor hipofisario, una galactografía (una radiografía con medio de contraste que se inyecta dentro del conducto galactóforo afectado) y una biopsia de piel (si se sospecha una enfermedad de Paget).