Hablamos de oclusión venosa retiniana cuando la circulación venosa se ralentiza a nivel de la retina. La retina es una membrana que tapiza el fondo del ojo. Según la zona de la obstrucción distinguimos dos tipos de oclusión venosa retiniana. Así, si la zona obstruída está a nivel del nervio óptico hablamos de oclusión de la vena central de la retina. Si la zona obstruída se encuentra en la intersección de una arteria y de una vena hablamos, más bien, de una oclusión de la rama venosa retiniana. Las causas exactas de este fenómeno son mal conocidas aunque se sabe que la hipertensión arterial y el glaucoma (enfermedad del nervio óptico) serían factores de riesgo. El principal síntoma de la oclusión venosa retiniana es un descenso brutal de la visión. No existe todavía un tratamiento eficaz para este problema aunque en la mayoría de los casos el paciente se cura de forma espontánea. En ocasiones, la oclusión venosa retiniana se vuelve una patología crónica: la pérdida de visión en estos casos es definitiva.