Aunque en España se suele denominar 'subida de la leche', en Latinoamérica se le conoce como la 'bajada de la leche'. Los cambios hormonales que suceden después del parto dan lugar a que la glándula mamaria empiece a producir leche in situ. El pecho de la madre se ha estado preparando para este momento prácticamente desde la semana siguiente del embarazo. Casi todas las futuras mamás coinciden en que el primer cambio que empezaron a notar en su cuerpo era el aumento en el volumen y sensibilidad del pecho. Hacia el final del embarazo estos cambios son más evidentes, y no es infrecuente que ocasionalmente se elimine algo de calostro a través del pezón en las semanas previas al parto.
Las hormonas implicadas en la `subida de la leche' son fundamentalmente dos: la prolactina y la oxitocina.
El mecanismo hormonal que desencadena la lactancia materna se inicia inmediatamente tras el parto. Sin embargo, la madre no empieza a notarse el pecho más lleno hasta el tercer o cuarto día.
Los síntomas que le indicarán la `subida de la leche' son un aumento en el volumen del pecho, calor local, y la aparición de una sensación de hormigueo en el pezón y la areola.
Los momentos intermedios hasta que la lactancia materna se establece completamente son claves; aunque no se note un pecho lleno y congestionado, sino más bien blando, se está produciendo la sustancia que alimentará al bebé durante las primeras horas y días: el calostro. El calostro es rico en anticuerpos, vitaminas y oliegoelementos esenciales para la nutrición del bebé.
El estómago del recién nacido tiene un tamaño aproximado de 5 cc y no necesita grandes volúmenes para alimentarse. Hay que tener paciencia y ponerse al bebé en el pecho con frecuencia para que su succión estimule la producción hormonal y vaya tomando el calostro que se produce al principio.
Con las recomendaciones actuales se puede iniciar la lactancia en el mismo paritorio: el contacto precoz piel con piel es beneficioso y el bebé va marcando su ritmo y va vaciando poco a poco el pecho, sin que llegue a acumularse mucha leche.