Los tendones son tejidos resistentes con forma de cuerda que unen los músculos con los huesos. Ayudan a los músculos a mover los huesos. Éstos pueden ser debilitados y provocar dolores. La práctica de deportes de manera intensa, por ejemplo, puede provocar lesiones como inflamaciones de los tendones, llamadas Tendinitis. Las tendinopatías generalmente designan las patologías que afectan a los tendones.
La tendinitis provoca dolores variables de intensidad según el tipo y la intensidad de las lesiones. También puede acabar produciendo una pérdida de la movilidad y una atrofia muscular.
Los tendones de los hombros son los más afectados, produciéndose Tendinitis del hombro a veces acompañadas por calcificaciones. Las tendinitis del codo, de la rodilla o del tendón de Aquiles son también frecuentemente observados.
Los 2 principales exámenes que permiten diagnosticar la tendinitis son la ecografía y la IRM, pero también definir los tratamientos más adecuados a la lesión visualizada.
La ecografía es el examen más frecuentemente efectuado en primera intención. Permite visualizar mejor la lesión y precisar la naturaleza (desgarro, nódulo, espesamiento, edema, cicatrices, calcificaciones). Por otra parte, la ecografía permite evaluar la cronicidad o la aparición reciente de la tendinitis. La Eco-Doppler, utilizada en el transcurso del examen, encuentra los signos de la inflamación. La ecografía también permite chequear la evolución de la tendinitis.
La IRM es aconsejada cuando una tendinitis afecta al tendón por más de 2 meses a pesar de la realización de tratamientos apropiados y el descanso del tendón.
La IRM permite evaluar la lesión del tendón afectado pero también el estado del hueso y de la articulación situada cerca del tendón lesionado.