La enfermedad de Charcot, también llamada esclerosis lateral amiotrófica (ELA), es una enfermedad degenerativa progresiva rara que afecta a las neuronas motoras. No sabemos el origen, pero provoca un deterioro de las neuronas que permiten la transferencia de la orden del movimiento: se les llama motoneuronas. Estas neuronas se afectan a la vez a nivel del sistema nervioso central, el cerebro y la médula espinal, pero también a nivel de los nervios periféricos. Normalmente, afecta a adultos entre 40 y 70 años. Esto conduce inexorablemente a la muerte de las células nerviosas que ayudan al movimiento de los músculos voluntarios; luego aparece una parálisis. Su evolución es variable de un sujeto al otro, pero clásicamente, la muerte sobreviene en algunos años. Actualmente, ningún tratamiento puede detener o curar la progresión de la enfermedad de Charcot.
El paciente con la enfermedad de Charcot puede tener diversos síntomas de evolución progresiva, que comienzan con frecuencia por los miembros superiores y van extendiéndose progresivamente:
Los exámenes complementarios como el electromiograma permiten estudiar la actividad espontánea de los músculos, y su respuesta a una estimulación; también se puede efectuar una biopsia muscular o toma de una muestra a nivel del músculo afectado lo que puede permitir la confirmación del diagnóstico. Generalmente se completa el estudio con exámenes de imagen cerebrales y exámenes sanguíneos.
Varios ejes son necesarios para tratar la enfermedad de Charcot. La enfermedad no es curable en la actualidad y el tratamiento de los síntomas es esencial para evitar el impacto sobre la calidad de vida del paciente y que ésta sea lo más óptima posible.Se utiliza una molécula que ha demostrado ser algo eficaz en esta enfermedad: se trata del riluzol. Se están realizando algunos estudios para buscar otras técnicas terapéuticas. Paralelamente a los tratamientos farmacológicos es fundamental la terapia corporal y la fisioterapia así como las ayudas técnicas y un apoyo psicológico.