La embolia pulmonar consiste en la oclusión de la arteria pulmonar debido a un coágulo proveniente de una vena obstruida. Una flebitis profunda puede provocar una embolia pulmonar: una parte del coágulo que obstruye una vena profunda puede desprenderse, migrar a través de la red de vasos sanguíneos y finalmente llegar a una arteria pulmonar. Aproximadamente 3 de cada 4 casos de embolia pulmonar se deben a un coágulo sanguíneo que inicialmente se formó en una de las venas de la pierna. Es poco usual que una flebitis superficial llegue a provocar una embolia pulmonar. Una embolia pulmonar es una urgencia ya que el paciente podría perder la vida.
Una embolia pulmonar es una situación de urgencia y, por lo tanto, es necesario hospitalizar al paciente. Muchas veces, las personas afectadas ingresan al servicio de cuidados intensivos. La primera medida a tomar en el hospital será administrar oxígeno al enfermo.
La aplicación de una inyección de Heparina (subcutánea o intravenosa) es prescrita en un primer momento. Posteriormente se suministrarán medicamentos antivitamina K al paciente. Por lo general, el paciente debe consumir estos medicamentos durante varios meses. Los medicamentos fibrinolíticos pueden ser prescritos en dosis altas. Estos medicamentos provocan una trombolisis para disolver una parte de los coágulos que obstruyen las arterias pulmonares.