Cuando se sufre un aborto espontáneo una de las preguntas más frecuente que se hace la mujer es ¿se podría haber prevenido?
El aborto natural se produce por causas no intencionadas, por lo que es muy difícil de prevenir.
No está en nuestra mano evitarlo pero sí intentar disminuir las probabilidades de tener un aborto espontáneo.
Esto es posible si seguimos las recomendaciones de un embarazo sano desde el principio de la gestación e incluso desde su planificación.
Factores de riesgo que se pueden evitar
Hay factores de riesgo ligados al aborto espontáneo que hay que intentar minimizar.
Es menos probable que se produzca un aborto si se reciben los cuidados prenatales necesarios y si se evita la exposición a los peligros ambientales, como los rayos X, el alcohol, las drogas, etc.
De todas maneras hay mujeres que toman todas las precauciones e igualmente sufren un aborto espontáneo en las primeras semanas, aunque no hayan hecho nada perjudicial.
Nadie está exento de tenerlo por eso es recomendable tener ciertas precauciones a la hora de buscar el embarazo y durante las primeras semanas de gestación.
Prevención
Al hablar de prevención podemos hablar de dos momentos: la prevención previa al embarazo y la prevención una vez que ya se ha conseguido el embarazo y existe amenaza de aborto.
Prevención previa al embarazo
Anomalías congénitas del feto
Más de la mitad de los abortos se deben a causas fetales.
La mayoría de las veces ocurren por anomalías congénitas del feto: son fallos cromosómicos producidos en el momento de la fecundación o en la división del blastocito (las células del embrión antes de su implantación) que provocan que el embarazo se interrumpa en las primeras semanas de gestación.
En estos casos no es posible prevenir que suceda el aborto.
Enfermedades de la madre
El aborto natural también puede producirse por causas maternas como alteraciones uterinas, enfermedades inmunológicas, sistémicas, infecciosas o agresiones externas.
En el caso de enfermedades sistémicas relacionadas con el aborto la prevención consiste en tratar las enfermedades antes de buscar el embarazo y vigilar especialmente el estado de la madre durante la gestación.
La obesidad, la hipertensión o la diabetes mal controladas podrían incrementar el riesgo de padecer un aborto espontáneo.
Por otra parte al comienzo del embarazo se realiza un análisis de sangre que revela si la madre ha padecido enfermedades infecciosas que podrían acabar con la vida del feto como la toxoplasmosis o la rubeola, entre otras: según los resultados partir se deben tomar las medidas oportunas para evitarlas si no las ha tenido.
Las mujeres que reciben una adecuada atención prenatal tienen mejores pronósticos en sus embarazos, para ellas mismas y para sus bebés.
Prevención ante una amenaza de aborto
Que exista amenaza de aborto no significa que el embarazo no seguirá adelante.
Aproximadamente en la mitad de las amenazas de aborto el embarazo prospera.
Hay que seguir al pie de la letras las recomendaciones médicas.
Si bien no hay suficientes pruebas de alta calidad que apoyen una política de reposo en cama para prevenir el aborto espontáneo, como medida de precaución los médicos habitualmente aconsejan el reposo absoluto y prohíben las relaciones sexuales.
Se cree que en los embarazos en los que ha habido un fallo genético el reposo no impide que se produzca la interrupción del embarazo, pero cuando se trata de un fallo en la implantación, puede contribuir a retener el embrión.
Los progestágenos
Junto con el reposo algunos médicos prescriben progestágenos para prevenir el aborto espontáneo.
Sin embargo, su uso como tratamiento preventivo contra el aborto espontáneo es bastante controvertido, ya que no hay pruebas que apoyen el uso rutinario de progestágeno para prevenir el aborto espontáneo en embarazos en el primer trimestre o en la primera mitad del segundo.
Sí podrían tener un papel más interesante en caso de abortos recurrentes.
Precauciones a tomar en el embarazo para disminuir el riesgo de aborto natural
Evitar el consumo de alcohol, tabaco o drogas.
Seguir una alimentación adecuada rica en calcio y tomar ácido fólico.
Realizar ejercicio moderado.
Evitar consumir productos cárnicos y embutidos no elaborados: deben estar cocidos a más de 65 grados o haber estado previamente congelados a 10ºC bajo cero durante 3 días o más y descogelados lentamente. (El jamón está curado, no cocinado).
Lavar bien frutas y verduras antes de consumirlas.
Ser muy cuidadoso si hay contacto con gatos: evitar el contacto con las heces. Los gatos sólo pueden contraer el parásito de la toxoplasmosis si han estado en contacto con tierra o han comido carne infectada.
Evitar la charcutería y los quesos no curados.
No tomar ningún medicamento que no sea prescrito por el médico.
Evitar la exposición a toxinas ambientales como pesticidas, sustancias tóxicas, etc.
Evitar la exposición a los Rayos X.
Mantener un peso saludable.
Acudir a todos los controles prenatales y exponer al médico cualquier duda o inquietud.
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