Biopsia del hígado (hepática)

Una biopsia hepática es la obtención de una muestra de tejido del hígado para estudiarlo al microscopio.
Existen varias técnicas para realizar esta biopsia. Realizar una biopsia no siempre significa que el paciente tenga cáncer. Se realiza una punción en el hígado con una aguja que obtiene, por aspiración o por corte, un pequeño fragmento de hígado. En general el paciente está hospitalizado durante 24 horas. Se realiza una ecografía, sobre todo en caso de una punción a ciegas: su objetivo es descartar lesiones que contraindiquen esta técnica y marcar el punto más adecuado para la realización de la punción.

Existen diferentes vías para obtener una biopsia hepática

  • Biopsia hepática percutánea a ciegas: es la técnica más habitual. Tras realizar una ecografía abdominal para identificar el hígado y descartar la existencia de lesiones intrahepáticas que contraindiquen esta técnica (lesiones vasculares, etc.), se realiza la punción a nivel del octavo o noveno espacio intercostal derecho de la línea axilar media.
  • Biopsia hepática bajo control radiológico: en este caso la punción se realiza bajo control continuo radiológico (principalmente de ecografía)
  • Biopsia hepática por laparoscopia: a diferencia de las técnicas anteriores nos permite ver directamente el hígado y realizar un control hemostático directo en caso de hemorragia.
  • Biopsia hepática por vía transyugular: es posible acceder al hígado a través de la vena yugular.

¿En qué enfermedades se realiza?

Se puede solicitar una biopsia hepática en el estudio de una cirrosis hepática, de una hepatitis viral, de un cáncer de hígado o de una hepatopatía alcohólica.

¿Cuándo puede estar indicada esta prueba?

Para conocer el grado de lesión de una enfermedad hepática crónica conocida (por ejemplo, para saber el grado de inflamación en un paciente con hepatitis viral o hepatitis alcohólica). Para establecer el diagnóstico en un paciente con alteración bioquímica crónica de las pruebas hepáticas y cuyo diagnóstico no se ha conseguido mediante otros estudios analíticos, radiológicos y/o endoscópicos, para estudiar una lesión dentro del hígado que no se haya podido obtener un diagnóstico con otros estudios, para estudiar una fiebre de origen desconocido, para valorar el grado de lesión hepática inducida por fármacos, para cuantificar la concentración hepática de hierro y/o de cobre o para descartar un cáncer en el estudio de una hepatomegalia (hígado aumentado de tamaño).

¿Qué complicaciones podemos encontrarnos?

  • Una hemorragia: es la complicación grave más frecuente
  • Que se puncione otro órgano y no el hígado: pulmón, riñón, colon y, excepcionalmente, páncreas, glándulas suprarrenales e intestino delgado
  • Que aparezca la denominada peritonitis biliar: se debe a la punción de un conducto biliar intrahepático, de la vía biliar extrahepática o de la vesícula biliar
  • Que aparezca una fístula arteriovenosa: se produce cuando la punción alcanza ramas de la arteria hepática y venosas. Suelen ser asintomáticas y tienden a cerrarse con el tiempo.
  • Infección: una bacteriemia secundaria a una punción es relativamente frecuente, sobre todo en pacientes con colangitis. Es menos habitual la aparición de una sepsis.
  • Una diseminación de un tumor es muy poco frecuente, y siempre secundaria a la punción de procesos tumorales.

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