Una fecundación in vitro (FIV) se utiliza cuando hay un nivel relativamente bajo de espermatozoides aptos. Su nivel de éxito es bastante elevado, alrededor del 50%, consiguiendo embarazo, en la mayoría de las ocasiones, en el 1º ciclo de FIV. El tratamiento de la FIV consiste en 6 fases.
La estimulación del ovario nos permite obtener varios óvulos en un mismo ciclo. Es necesaria ya que las posibilidades de embarazo aumentan de forma proporcional al número de embriones transferidos. No todos los ovocitos obtenidos llegan a ser embriones aptos para la transferencia.
La estimulación se realiza con inyecciones intramusculares y/o subcutáneas y de varias (3 o 4) visitas al médico para monitorizar el resultado de la misma.
La extracción los ovocitos se realiza a través de una punción transvaginal con control ecográfico. La duración media de esta intervención es de unos 15 minutos. Se realiza bajo sedación y la paciente puede irse a su domicilio tras 20 o 30 minutos. El riesgo de sufrir alguna complicación durante la extracción de ovocitos es de 1 por cada 2.500 casos, por lo que se puede considerar inapreciable.
Una vez obtenidos los ovocitos se necesita una muestra de semen. Para realizar la inseminación existen dos alternativas: la inseminación clásica, colocando juntos los ovocitos con los espermatozoides previamente tratados y seleccionados y la inyección intracitoplásmica de espermatozoides (ICSI).
Los ovocitos fecundados se constatan al día siguiente. Desde este momento los embriones se mantienen en el tipo de cultivo adecuado para su desarrollo en cada caso. Habitualmente los embriones permanecen en cultivo un total de tres días. En algunas ocasiones, es conveniente prolongar el cultivo de los embriones en el laboratorio hasta el estadio llamado de blastocisto (5 días en cultivo).
El momento de la transferencia de los embriones al útero materno se decide en cada caso particular. Dependiendo de las características de los embriones, los embriólogos aconsejan el momento más adecuado. Suele ser entre el segundo y el sexto día después de la obtención y fecundación de los ovocitos. La transferencia se puede realizar en el útero o en las trompas. La transferencia uterina tiene lugar por vía transcervical, no requiere anestesia y es la más común en FIV. Habitualmente se transfieren dos o tres embriones: la elevada tasa actual de implantación embrionaria aconseja limitar su número para reducir así la incidencia de embarazos múltiples.
Después de la transferencia del número de embriones adecuado para cada caso, el resto de embriones viables se someten a un proceso de congelación para poder conservarlos durante un tiempo. Este procedimiento permite la disponibilidad de estos embriones en el momento en que sean requeridos por la pareja. Si no ha habido embarazo, o tras haber finalizado el mismo, se procede a la descongelación y transferencia de los embriones que sobreviven a la congelación. No hay mayor riesgo de aborto o malformaciones embrionarias por transferir embriones que anteriormente han estado congelados.