La afectación ocular en el hipertiroidismo en la mayor parte de los casos se comporta como una enfermedad como único brote inflamatorio (fase activa) que puede durar meses o incluso varios años si no se trata de la forma adecuada. Al brote le suele seguir una fase de inactividad y secuelas crónicas producidas por la inflamación.
Es de carácter autoinmune y en su desarrollo están involucrados varios factores de crecimiento y linfotoxinas que llevan a que las células denominadas fibroblastos produzcan en exceso unas sustancias -glucosaminoglicanos- que se acumulan en los músculos adyacentes al ojo y en la grasa que hay detrás de él.
Los glucosaminoglicanos tienen gran capacidad para retener agua, provocando un edema o aumento del tamaño de esos músculos oculares y del tejido que hay dentro de la órbita.
Como la órbita es una estructura ósea no puede expandirse y esto provoca que el ojo salga hacia fuera. A este fenómeno se le denomina proptosis del globo ocular.
La exposición de la córnea a agentes externos la irritan y dificultan el retorno venoso, provocando una congestión, es decir que el ojo se enrojezca.
Pueden abarcar desde pequeñas anormalidades (detectables sólo con especializadas técnicas de imagen) hasta llamativas desfiguraciones.Son habituales las sensaciones de tener arenilla en el ojo, el lagrimeo, las molestias en el ojo al mirar a la luz, el enrojecimiento, la hinchazón de los párpados, la aparición de un dolor intenso y la pérdida de la visión. Es frecuente la protrusión del globo ocular (proptosis) dando la impresión de "ojos saltones", de manera que en ocasiones se puede ver la esclerótica, es decir lo blanco de los ojos, por debajo del párpado superior o por encima del párpado inferior.
También suelen inflamarse los párpados superiores y hay pacientes que llegan a tener visión doble.
Para el diagnóstico de la afectación ocular en el hipertiroidismo se debe realizar:
El tratamiento médico incluye corticoides, inmunosupresores o la combinación de ambos.
El tratamiento con radioterapia tiene efecto antiinflamatorio: se aconseja cuando los tratamientos médicos no han sido suficientemente eficaces. El tratamiento quirúrgico se realiza cuando la enfermedad está en fase de inactividad inflamatoria. Los pacientes pueden precisar distintos tipos de intervenciones quirúrgicas. Cuando existe un grave compromiso de la agudeza visual por afectación del nervio óptico, o bien un exoftalmos importante, puede ser precisa una descompresión de la órbita para ampliar su capacidad.