Una retención hidrosódica es, como su nombre indica, una retención de agua. Provoca la aparición de edemas (sobretodo a nivel de los miembros inferiores) y es frecuente durante el embarazo o en patologías como la hipertensión arterial, la insuficiencia cardíaca, la insuficiencia renal o la cirrosis hepática, por ejemplo. Cuando el débito sanguíneo disminuye el riñón tiene dificultades para eliminar el sodio y el agua y de ahí la formación de edemas. Una retención hidrosódica se trata, de entrada, con la administración de diuréticos.