Una persona decoagulada (que recibe medicamentos anticoagulantes) que sangra sin motivo, sangra más de lo normal o le salen hematomas de manera espontánea, debe acudir a su centro médico de control antes de la fecha que llevaba indicada en su carné de anticoagulación.
El paciente anticoagulado no debe presentar hemorragias espontáneas porque su sistema hemostático generalmente está intacto. Por lo tanto siempre hay que buscar las causas de esa hemorragia. Por ejemplo, si tiene sangre en la orina, habrá que descartar una infección urinaria o si presenta heces con sangre, habrá que descartar una hemorragia digestiva.
De entrada no suspender el tratamiento anticoagulante
Nunca, como primera medida, se debe suspender el tratamiento anticoagulante: es necesario que acuda siempre a un centro médico. Si es fuera del horario laboral, el paciente debe acudir a un Servicio de Urgencias.
La actitud dependerá de la abundancia de la hemorragia
- Si la hemorragia no es muy copiosa, no será necesario adelantar el control, aunque sí será necesario comentarlo en la siguiente visita.
- Si la hemorragia es algo más abundante o se prolonga más tiempo, sí será necesario adelantar el control y reajustar la dosis para conseguir el cese de la hemorragia.
Localización de la hemorragia
- La hemorragia conjuntival: suele ser debida a la fragilidad de los capilares, agravado por un estornudo, golpe de tos... No requiere tratamiento excesivo.
- La hemorragia nasal o epistaxis suele ocurrir debido a una congestión nasal, cuando el ambiente es muy seco y la mucosa está reseca, porque hace mucho calor, porque se ha sonado fuerte... Como medida terapéutica, es suficiente la aplicación de un tapón con un hemostático local. Es conveniente sonarse la nariz inmediatamente después del lavado matutino. Se puede prevenir aplicando vaselina en ambas fosas nasales y humidificando el aire de la habitación.
- Hemorragia a nivel de las encías o gingivorragias: la encía es un tejido blando que sangra con facilidad. La limpieza buco-dental debe ser frecuente y cuidadosa. El cepillado ayuda a fortalecer las encías.
- Los hematomas en la piel suelen ocurrir por fragilidad de los capilares. Si son de poca intensidad, no será necesario hacer nada. Si son grandes, habrá que realizar un control.
- Aparición de hemoptisis o esputos con sangre: a menudo se trata de sangre que procede de la garganta y es necesario realizar una exploración visual.
- Aparición de sangre roja en las heces: si el paciente está estreñido, puede ser debida a la presencia de hemorroides o de una fisura anal y habrá que realizarle una exploración. El paciente debe notificarlo en el control para ajustar la dosis y/o prevenir la anemia.
- Hemorragia ginecológica de escasa cantidad: si está en edades cercanas a la menopausia, será provocada, en la mayor parte de las veces, por desarreglos hormonales. Será necesario realizarse una exploración ginecológica.
Sangrados que requieren asistencia urgente
Son aquellas que por su localización o la cantidad de sangre perdida pueden comprometer la vida del paciente. Puede ser necesario realizar una transfusión de sangre. Frecuentemente, obligan a la suspensión del tratamiento anticoagulante. Los signos que pueden indicar una hemorragia son los siguientes: una pérdida brusca de visión, un sangrado nasal abundante que no se pueda detener, la aparición de una cefalea o dolor de cabeza intenso con vómitos, una hemoptisis franca (esputos con sangre) o una hematemesis (vómitos de sangre), que aparezcan síntomas de abdomen agudo, la aparición de melenas (heces de color negro y pastosas), las hemorragias ginecológicas severas y la presencia de sangre en la orina.
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