La infección urinaria es el término con el cual se denomina una infección del aparato urinario inferior, es decir que no sube por encima de la vejiga. La cistitis es una inflamación de la vejiga, esta infección urinaria es la mas frecuente y afecta casi exclusivamente a mujeres. En general, por razones anatómicas y por el tamaño de la uretra, el conducto urinario elimina la orina desde la vejiga al exterior.
La cistitis se manifiesta a través de signos inconstantes: dolor y ardor durante la micción (acción de orinar), la necesidad de orinar con mas frecuencia, en forma urgente u orina turbia mal oliente. En algunas ocasiones el síntoma es la falta de orina o micción.
La infección del tracto urinario inferior no cursa con fiebre. Si aparece fiebre debe sospecharse un aumento de microorganismos en el riñón y en este caso puede tratarse de una pielonefritis.
El diagnóstico se realiza recogiendo una muestra de orina: después de una limpieza íntima correcta se debe recoger la orina del medio de la micción (descartando el primer chorro de orina): una tira reactiva se sumerge en la orina, la evidencia de glóbulos blancos en la orina provoca una mala reacción mediante un código de color sobre la tira reactiva y eso significa que hay infección. La presencia de nitritos demuestra que hay un origen bacteriano y debe hacerse un análisis citobacteriano de la orina, cultivo de orina, (análisis urinario). Se debe realizar en un laboratorio para poder identificar la bacteria y su sensibilidad a diferentes antibióticos.
Este examen permite diagnosticar una infección urinaria y una pielonefritis. Una infección urinaria se evidencia por la presencia de pus (formada por los glóbulos blancos alterados) en la orina. Este es el examen de referencia de las infecciones urinarias que permite analizar el germen responsable de la infección y realizar un antibiograma.
Se utiliza el microscopio para analizar una gota de orina de forma directa. El objetivo es buscar la presencia de glóbulos blancos, glóbulos rojos y microbios.
Un urocultivo permite identificar el germen responsable de los síntomas que presenta el paciente. Además, este examen permite determinar qué antibióticos podrían acabar con el germen detectado.
La orina es transparente y no presenta bacterias ni pus. El examen debe realizarse con orina reciente. Una muestra normal de orina contiene leucocitos (glóbulos blancos) en cantidad menor a 10.000/ml y hematíes (glóbulos rojos) en cantidad inferior a 5.000/ml. También se observa ausencia de gérmenes.
Una infección urinaria provoca una inflamación que se refleja en el aumento del número de leucocitos en la orina. En algunas ocasiones, la infección urinaria también provoca pequeñas hemorragias que se reflejan en el aumento del número de glóbulos rojos (hematíes) en la orina.
En el caso de una infección urinaria, los leucocitos son alterados y se presentan en mayor proporción en la orina. Durante una infección urinaria, el número de leucocitos es mayor o igual a 105 (10.000/ml).
Durante una infección urinaria, el número de bacterias es superior a 105 (10.000/ml). Es posible realizar un urocultivo e identificar las bacterias presentes en la orina. Es posible realizar un antibiograma para determinar la sensibilidad de la bacteria a los antibióticos. De esta manera, será posible adaptar el tratamiento.
La mayoría de las bacterias responsables de las infecciones urinarias son el Escherichia coli o colibacilo, la Proteus mirabilis y la Klebsiella pneumoniae.
Al igual que con cualquier enfermedad infecciosa la prescripción de antibióticos es el tratamiento mas adecuado. La duración del tratamiento varía, puede ser en una única toma o varias tomas en un día durante varios días, depende de las características del paciente.
Para reducir el riesgo es importante beber abundante agua, no retener por mucho tiempo la orina y mantener una higiene íntima en las zonas anal y vulvar, después de orinar o defecar.