La parotiditis es una inflamación de la glándula parótida, la mayor de las glándulas salivales. Las parótidas están situadas por debajo y por delante de cada oreja, detrás de la rama de la mandíbula o maxilar inferior, y tienen como función la producción de saliva. La parotiditis más frecuente es de origen viral, como en el contexto de las paperas, pero también puede ser causada por una infección bacteriana. Su evolución también puede ser crónica. La mayoría de las veces la parotiditis en niños aparece y desaparece rápidamente.
La parotiditis se manifiesta por una hinchazón junto a la glándula en la parte inferior y posterior de las mejillas, justo delante de la oreja. Frecuentemente es responsable de dolores bastante fuertes sobre la parte de abajo de la mandíbula, que pueden ir hasta el oído. Aumenta la temperatura a este nivel y el enrojecimiento puede ser visible. La sensación de boca seca y un poco de fiebre pueden acompañar a estos síntomas. La masticación suele ser dolorosa. La mayoría de las veces ambas glándulas parótidas están afectadas, pero los síntomas pueden aparecer de forma alternativa entre una y otra.
El diagnóstico de la parotiditis se hace a través de los signos descritos. El diagnóstico de la patología responsable que causa la inflamación es más difícil. Ante la hinchazón con síntomas de inflamación y fiebre, el diagnóstico de parotiditis es prácticamente seguro. En caso de duda en los adultos se realizará un ultrasonido. Si la parotiditis afecta a un sólo lado, dura mucho tiempo o evoluciona por brotes, es posible que se trate de una parotiditis crónica: en este caso una ecografía ayudará al diagnóstico.
Ante estos síntomas, es importante buscar atención médica inmediata para evitar complicaciones y también asegurarse de que no hay una patología más grave (rara vez). No existe un tratamiento específico para la parotiditis viral (tipo paperas) y se deben tomar analgésicos para aliviar el dolor. En caso de parotiditis de origen bacteriano la toma de antibióticos por vía oral en combinación con el cuidado de la boca (enjuagues bucales con un antiséptico) suele ser eficaz. La parotiditis crónica también se trata con antibióticos.