La frigidez es la ausencia de sensaciones y de placer que, inevitablemente, acaba acompañada de la pérdida del deseo sexual y, por supuesto, de una falta de orgasmos. La frigidez, asociada exclusivamente a una disfunción sexual femenina, suele ser percibida como una desgracia por quien la padece. En un momento en el que el placer es un valor en alza, puede llegar a ser muy incapacitante.
En 1904, un libro de referencia en medicina y sexualidad, destacaba que 8 de cada 10 mujeres lo eran. "Hoy en día, se utiliza poco por lo impreciso que es", destaca la Dra. Ghislaine Paris. "Soy frígida", "No siento nada", "No siento placer" son algunas de las frases más frecuentes entre las mujeres que la padecen.
La frigidez, asociada exclusivamente a un trastorno sexual femenino, sigue teniendo connotaciones muy peyorativas y denigrantes. Esto cobra aún más fuerza en una época en la que la sexualidad se muestra sin pudor y en la que parece que todo el mundo goza a lo grande. No formar parte del club de las "hedonistas" puede ser muy angustioso. ¿Pero qué se esconde realmente detrás de esta ausencia de placer?
Existen varios factores que pueden influir en la ausencia de placer. "La frigidez fisiológica no existe", advierte la médica. Sin embargo, algunas enfermedades sí que podrían tener un papel muy importante a la hora de inhibir las sensaciones.
La diabetes, la esclerosis en placas, y en general todas las enfermedades neurológicas, las enfermedades endocrinas, así como los trastornos de la glándula tiroides, pueden tener un papel determinante.
Algunos medicamentos como los psicotrópicos, los neurolépticos, los antidepresivos, los ansiolíticos, y otros somníferos, también pueden inhibir las sensaciones y provocar una fuerte disminución de la líbido y de la excitabilidad.
El agotamiento no facilita el acceso al placer. En estos casos el cuerpo pasa al modo "supervivencia" y lo único que quiere es recuperarse, coger fuerzas y descansar". No hay suficiente energía para utilizarla en el sexo. La depresión, disfrazada de desgana o desánimo, también suele ser uno de los principales motivos de consulta.
En algunas mujeres las caricias no producen sensaciones agradables. La masturbación no forma parte de sus prácticas diarias, y si la practican, lo hacen de manera mecánica, sin que esta tenga resultados satisfactorios. El roce del clítoris y de la vulva no produce los efectos esperados. Esto se debe a un error de procedimiento pues no están en un estado de ánimo sexualmente activo. No es la excitación la que guía su mano: estimular la zona genital sin una imagen mental positiva, ni el objetivo de sentir placer puede llegar a tener el efecto contrario y provocar desagrado.
Algunas mujeres sienten placer solas y es con su pareja cuando surge el problema. Un fenómeno cuyas causas son bastante concretas. Los obstáculos pueden deberse a su miedo a dejarse llevar y permanecen bajo control, preocupadas por su imagen y su comportamiento. También la inexperiencia de la pareja puede ser la responsable.