La dosis de alguno de los medicamentos puede tener que ser revisada en época de calor. Algunos fármacos pueden provocar un exceso de pérdida de líquido o, al contrario, dificultar la pérdida del exceso de calor corporal en forma de sudor.
Los diuréticos como la furosemida, la hidroclorotiazida o la torasemida, que se utilizan generalmente como antihipertensivos. También se pueden utilizar para favorecer la eliminación de líquidos en enfermedades con tendencia a generar edemas como la insuficiencia cardíaca o hepática.
En situaciones de calor intenso sudamos más y esto puede dar lugar a bajadas de tensión difíciles de compensar.
Los antiinflamatorios como el ibuprofeno, el diclofenaco o el naproxeno son medicamentos que se utilizan para tratar los procesos inflamatorios como faringitis, dolor de rodillas, de cervicales, lumbares, contusiones...Por su mecanismo de acción alteran la función del riñón, aumentan la retención de líquidos, y pueden poner en "jaque" la eliminación de residuos vía orina. Además, originan un aumento de tensión arterial, que puede ser, en ocasiones, difícil de controlar.
El principio activo acaba en "-pril" (captopril, enalapril, lisinopril, ramipril...) en el caso de los IECAs, y en "-sartan" (losartan, valsartan, irbesartan, olmesartan...) en el caso de los ARA-II.
Se utilizan para tratar la hipertensión arterial. En general, cualquier antihipertensivo, sea de la familia que sea, puede darnos problemas en época de calor intenso pero estas familias son más peligrosas. Han de ser controlados porque su función antihipertensiva la realizan, sobre todo, a nivel de riñón. Y en una situación con un equilibrio, a veces, tan precario de los líquidos corporales, limitar en exceso la función renal puede desencadenar una descompensación.
Las sales de litio (en el tratamiento de la enfermedad bipolar maniacodepresiva), los antiarrítmicos, la digoxina, los antiepilépticos como el topiramato, algunos medicamentos utilizados para el tratamiento oral de la diabetes mellitus tipo 2 como la metformina y las sulfonilureas, las estatinas y los fibratos (medicamentos que se utilizan en el tratamiento, respectivamente, de los excesos de colesterol y de triglicéridos).